Por. Luis Román

“Internet nos ha traído por primera vez
en la historia la imbecilidad organizada
y esa es más difícil de combatir que la imbecilidad individual.”
Javier Marías

I

En México existen – según el INEGI – 91. 5 millones de usuarios de Face Book. Del 100 % de paisanos que cuentan con teléfono celular, el 78.6% tiene acceso a una red social. El 93 % de los usuarios utilizan Face.
El 90.5 % del internet lo utilizan como simple entretenimiento, el 90.3% para comunicar y obtener información. Para temas escolares el 83.3%.
Las llamadas TICS – Tecnologías de la Información – hoy son más que un lujo y extravagancia. Son el instrumento de trabajo, información y comunicación de todos los seres humanos.
Pero el impacto que han tenido en todos y cada uno de nosotros ha tenido saldos positivos y negativos. Han alterado el proceso de comunicación.
El anonimato y misterio por descubrir que hay detrás del otro lado del océano informático, nos ha llevado a conocer a otros, que están lejos de nosotros, pero que nos identificamos. Hemos podido hablar con gente que no sabíamos que existían y que ahora están presentes en nuestras vidas.
¿Cuántos de nosotros no hemos fincado relaciones de amistad o de amor a través de las redes sociales?
A otros los hemos encontrado, ex compañeros de escuela, ex novios, ex amantes. El Face es un pasadizo a nuestro pasado.
Face y WhatsApp han hecho de los glifos y stickers una mutilación del idioma. Incluso nuestra falta de expresión nos ha alterado. Las redes sociales nos ordenan qué decir y que no decir.

II
Hoy las redes sociales han unidos a muchos, pero también han separado a matrimonios y noviazgos, éstos han sido destruidos por las redes sociales.
Es una realidad, hoy en día, el tema es saber si este tipo de nuevas relaciones son y serán perdurables o solo fuero producto del entusiasmo.
Estudios de psicología han encontrado que el sistema dopaminérgico desempeña un papel fundamental en nuestra experiencia al utilizar las redes sociales.
La liberación de dopamina en respuesta a las interrelaciones y recompensas sociales en estas plataformas pueden generar una sensación de placer y satisfacción.
El uso excesivo de la red denota ansiedad, depresión o soledad. Es al final una máscara donde creemos que encontramos amigos y comunicación.
Las redes sociales han destruido y desbaratado nuestra idea del lenguaje y obtención de amor. Hoy incluso se habla de sexo virtual. Vivimos en un tiempo donde se construye un imaginario que simplemente no existe, sino en nuestras cabezas.

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