Por. Luis Román


“Se desencadena la guerra
Cuando se quiere. Se termina
Cuando se puede…”
Hitler.
I
En el invierno de 1812, las tropas francesas de Napoleón Bonaparte, quedaron sepultadas bajo la espesa y pesada nieve de Moscú. El Ejército mejor preparado en ese momento, y el General más diestro en ese periodo histórico. Eran derrotados por las inclemencias de la naturaleza que hace de Rusia una región inexpugnable.
En 1939 Adolfo Hitler y José Stalin, habían firmado un pacto de no agresión entre ambos países. La URSS no se entrometería en los planes expansionistas de Alemania y el Fuherer respetaría las fronteras entre ambos países. Sin embargo, los dos estrategas sabían que todo era mentira, dicho pacto fue en verdad, un ardid para ganar tiempo.
Alemania quería dominar Europa, destruir a Francia y a Inglaterra, una vez teniendo poderío territorial, armar un gran ejército para invadir a y liquidar a la URSS. Stalin, quería ganar tiempo para preparar un buen ejército y tener armamento para enfrentar a Alemania.
El 21 de junio de 1941, el mundo contuvo la respiración. Cinco millones de soldados alemanes, bien armados con fusil, pistola, granadas, uniforme apropiado, abrigo adecuado, botas especiales, con 4 cajas de cigarros para ese millón de invasores, y 1 litro de aguardiente. Esperaban la orden que desde abril los había hecho esperar a lo largo de la frontera entre Polonia y Rusia.
La operación se bautizó como ‘Barbaroja’ – en honor a un Rey Alemán que en el siglo XVI dominó Europa y África –  originalmente debería de comenzar en abril. Sin embargo, otros acontecimientos bélicos como la invasión alemana a Grecia, la retrasaron.
Dicha operación tenía que ser perfecta, no se debería de cometer los errores en los que cayó Napoleón. Se decidió comenzar el 21 de junio, el objetivo era invadir la URSS – El más grande país en cuanto a extensión territorial que existía – y destruir al Estado socialista encabezado por José Stalin.
En un máximo de 10 semanas se debía de llevar tal operación. Napoleón había comenzado la invasión a Rusia precisamente el 21 de junio de 1812, justo cuando entraba el verano.
Hoy se sabe que Stalin llegó a confiar en Hitler, de no agredir a la URSS, pese a que Inglaterra y espías alemanes le habían advertido de la movilización de 5 millones de alemanes a lo largo de la frontera de Polonia, Alemania y Rusia.
A las 4 de la mañana del 21 de junio de 1941, los tanques, motos e infantería alemanas cruzaron las fronteras y comenzaron la más grande operación militar jamás vista en el siglo XX.
El Ejército rojo simplemente fue hecho trizas, no existía. Hitler había justificado la acción “! Se trata de salvar a Europa del Socialismo, no cabemos nosotros y los rusos ¿Ellos o Nosotros?” (Rondiere, Pierre. Y El Mundo Contuvo su Aliento, Ed. Círculo de Lectores, Madrid, 1973, p. 23).
Ordenó ‘La Guerra Total’, a cada ruso que encontrara a su paso el ejército alemán, se le debería matar instantemente, así fuera soldado, civil, mujer, niño o anciano. Hitler dijo ¡qué los maten, que acaben con todo ese pueblo. ¡Es la empresa más grandiosa que jamás haya conocido el mundo!” (Ibíd.).
170 divisiones militares se movilizaron esa madrugada. Tendría que ser una guerra relámpago, primero los carros, tanques y motos; detrás de ellos, la tropa de infantería.
El terror alemán se despertó con la neblina del alba. Los civiles rusos fueron quemados y sepultados vivos, se violaron mujeres y niñas. Era un odio total. “! ¡Nuestros enemigos son seres inferiores, no merecen vivir, ni compasión alguna!” dijo Hitler.
Esta guerra dijo el Fürher, era de vida o muerte. Habría que abandonar los rituales de la guerra caballeresca. “! ¡Nos instalaremos para siempre en Moscú!” vaticino Hitler.
¡A los cinco días de iniciada la operación Barbaroja, un reportero inglés escribió “! Un herido ruso, apagó su sed bebiendo su propia sangre, no hay alimento y a penas van cinco días de la invasión ¿Qué veré conforme pasé el tiempo?!Dios Mío!”
Todo fue positivo para Hitler y su Ejército invasor, Alemania era la dueña del mundo. Inglaterra nada podía hacer, Francia estaba derrotada, USA dudaba de ayudar a los socialistas.
Sin embargo, en toda guerra y en toda decisión siempre existen falla de cálculos y variables que alteran el rumbo de los acontecimientos. De junio a noviembre, la operación se convirtió en ‘Tifón’, ya estando a pocos kilómetros de Moscú, del Kremlin. Donde estaba Stalin, quien nunca quiso abandonar su residencia, y no se inmutaba frente a los cañones y aviones alemanes que estaban en las puertas de la capital de la URSS:
Llegó el 5 de diciembre y la defensa de Moscú por parte del Ejército Rojo, integrado por hombres, mujeres y jóvenes fue más que heroica. Las diez semanas que esperaba Hitler se convirtieron en seis meses.
¿Hasta cuando iban a defender Moscú sus habitantes? Solo un milagro los iba a salvar de las tropas alemanas. Y ese milagro llegó, el 22 de diciembre de 1941, de nuevo el invierno anunció su llegada con una ola de nieve y una temperatura que llegó a los – 40 grados centígrados bajo cero.
De nuevo el invierno jugó a favor de Rusia. Las tropas alemanas morirían congeladas entre toneladas y tormentas de nieve. La mayor operación militar del siglo XX comenzaba su fatal desenlace. Hitler al igual que Napoleón, encontró su fin en las puertas de Moscú.
Quien no aprende de la historia, corre en riesgo de caer en los mismos errores del pasado advirtió Maquiavelo en ‘El Príncipe’; esto ocurrió con Hitler y Alemania al intentar invadir a la URSS.

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