Luis Román

Aun si voy
por valles tenebrosos,
no temeré ningún mal
porque tú estás a mi lado;
tu vara y tu bastón me reconfortan.

Salmo 23
I

Días antes de morir, mi madre me llamó por teléfono, me cito esa la tarde a su casa, me sorprendió. Pocas veces platicábamos de temas del alma. Comúnmente, nuestras charlas eran de sobremesa. Cualquier tema era bueno, para entretenerse Esta vez, la escuche distinta.
Entré a su casa, estaba sentada en su patio, hablándole a sus pajarillos, me vió y me pidió que le sirviera un vaso de agua y me invito a sentarme. Su rostro, nunca dejo de sonreír, esta vez sus ojos ya no tenían esa luz que me iluminó por años. Tampoco su voz era la de siempre.

II

Mis padres procrearon 7 hijos – Una mujer y 6 varones – Juan es el penúltimo y yo el último. Por lo tanto, fue en mis años de infancia mi hermano, mi compañero, mi amigo. Jugábamos juntos, íbamos a los mandados y al deportivo. El fue quizás uno de los más débiles frente al alcoholismo de mi padre. Sufrió de Enuresis nocturna – se orinaba en la noche. Tenía miedo a las escenas de violencia de mi padre.
Al principio, mi madre lavaba las cobijas, termino fastidiándola. Y luego era quien se levantaba a lavar sus cobijas. Crecimos, el fue un estudiante ejemplar. Estudio en la escuela normal de maestros.
Siempre junto a mi madre. Cada uno tomó su camino, nos fuimos de casa, Juan se quedó con mi madre. Era el soltero de la familia. Cuando Murió mi padre, Juan paso a ocupar ese lugar sentimental en el corazón de Mamá.
Juan para esto, Juan para aquello. Era su brazo derecho. Iban a Xochimilco, a Chapultepec, a la Villa. Más tarde, Mi Mamá ya no pudo caminar, y usaba andadera o silla de ruedas. Juan y ella al mercado, a todas partes. Fueron inseparables.
Mamá llegaba a encelarse cuando él llegaba a tener novias. Juan le seguía el juego a Mamá en eso de tener pájaros, perros y gatos. Juan le compraba de vez en cuando una cerveza, un tequila o una torta. Se quisieron mucho.

III

El vicio mata, pese a ser una buena persona y mejor profesor de primaria. Juan no pudo dejar ese vicio del alcohol. No echa bronca, es feliz oyendo su música en inglés de los años 60’s.
Se jubiló para estar cerca de Mamé, ella murió unos meses antes. Ese sueño de estar juntos se desvaneció. Juan agarró más el trago, el tiempo libre y el tedio Siempre montado en su bicicleta, iba y venía por sus alimentos de sus animales. Con sus bocinas a alto volumen. Se hizo famoso en el barrio.
Juan se refugio en Gloria, nuestra hermana y en Reyna a quien lleva y trae a la escuela y le ayuda hacer los trabajos manuales, porque él es un artístico plástico.
Juan fue un deportista: corrió 5 0 6 maratones de la Ciudad de México. Cuando salió de la secundaria hizo tres exámenes a distintas escuelas: Las antiguas Vocacionales del IPN, al CCH y a la Normal de Maestros, aprobó los tres exámenes.
Era un lector empedernido. Leía 5 o 7 libros a la semana. Nunca lo pude alcanzar en esa carrera lectora.

III
Desde hace un mes, Juan ha decaído, primero un mar de mareos. Luego perdida de peso, dolor de espalda y costillas. Es renuente a ir al médico. Primero caminar despacio, al quiropráctico, ha pasado un mes y no mejora.
Hoy Juan usa muletas, y se le ha ido la voz. El viernes acudió al hospital en compañía de Gloria. Fue miedo o destino. Cayó en paro. Fue a parar a la terapia intensiva. Lleva tres días y el diagnostico va desde un tumor, se le acumulo líquido en el pulmón, un posible cáncer. Juan se debate entre la vida y la muerte.

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