Mi hermano, es diferente a mí,
Mi hermano, sé que es mejor que yo,
Es todo bondad, es todo dulzura,
Sus ojos se nublan si me ve llorar.
Mi hermano, es diferente a mí,
Él, quisiera seguir jugando como ayer,
Con aquel caballo de cartón,
Con aquel castillo de papel.
Canción De Manuel Alejandro
I
-“Eres un roble, no me gusta verte así. Ve al médico. Le decía a mi hermano. El débil soy yo”
No me hacía caso, Juan es algo renuente a escuchar consejos. Él es quien carga cosas pesadas, anda destapado aún cuando llueve o hace frío. En verdad pocas veces se enferma. Ni de Covid se contagio en 2020.
Juan fue un niño talento, en 1975, estando en 5º. Año fue seleccionado para ir a saludar al presidente Luis Echeverría. Lamentablemente, enfermó y no pudo ir. En la secundaria fue un adolescente brillante: máximo aprovechamiento. Diplomas, reconocimientos. Época de amigos.
Ingreso a la Escuela Normal de Maestros, y no dejo de ser excelente. Se desmañanaba o de plano no dormía por entregar sus tareas. Se destaco por su habilidad para las artesanías.
Su tesis fue atrevida “El Psicoanálisis en Niños de 6 a 12 Años”. Cuando iba hacer prácticas escolares, se emocionaba con los niños. Eran 15 o 20 días de aventura. A veces lloraba con las despedidas que le hacías los niños.
Al egresar fue a dar clases al Barrio de la Santa Julia, Santa Fe, En el Ajusco, y más tarde en la San Felipe, la Colonia del Obrero y termino en el barrio. Fue entonces que compro una bicicleta y comenzó a ser un profesor en bicicleta. Allí llevaba sus libros, su loch, su material y más tarde una bocina con música de los 60’s.
Al salir de la escuela de la mañana, pasaba al mercado a comprar tortillas y se las llevaba a mi madre para que comiera.
II
Juan es muy antojadizo. Gusta de comer y comprar lo mismo barbacoa, carnitas, birria y si esta junto a Gloria mejor. Es noble, si puede, te ayuda, te da y nunca te lo reclama.
Después de haber terminado la normal, ingreso a la Universidad Pedagógica Nacional, no concluyo por la distancia y el trabajo. Ingreso a la FES Aragón, en la misma carrera. Haciendo esfuerzos titánicos termino.
Obtuvo dos plazas en primaria. Fue y es querido por sus alumnos.Que lo mismo han sido hombres exitosos, uno de ellos estudio en USA y cuando se lo encontró lo abrazo y le dio las gracias. Otros, han terminado en el vicio. Pero lo reconocen.
Después se jubiló. Dedicó su tiempo libre a alimentar a los cuervos, loros y ardillas del camellón boscoso de Eduardo Molina. Iba por las tardes a recoger la fruta de los tianguis. Al día siguiente picaba esa fruta, e iba al jardín a darles a los pajarillos. Hoy lo extrañan.
Adoptó gatos y los ama como hijos. Se hizo cargo del loro de Mamá, Catalino, que debe de tener más de 50 años de edad.
Es incansable. Lo mismo anda en la basílica dando gracias a la Guadalupana, que yendo a la Merced por enseres para sus peces y tortugas. O en tianguis de la San Felipe.
En su bicicleta va oyendo su música, casi siempre la misma. Así es feliz mi hermano.
El sábado entre a verlo a la UCI – Unidad de Cuidados Intensivos –ahí está entre tubos que le dan oxígeno, ese aire que aspiro durante los 5 o 6 maratones que corrió. Con suero en las venas y con pantallas que miden su frecuencia cardiaca. Miden ese corazón tan grande de mi hermano.
Esta en ese sueño que seguramente soñara con mi madre, con mi padre y enrique. “Cuando sueño a mi mamá, la sueño de joven y caminando sin la andadera”. “Cuando sueño a Enrique lo ve, pero de joven”, “a mi papá lo veo igual”.
Juan siempre respeto a los muertos. Era el encargado de poner la ofrenda de día de muertos. Compraba ceras grandes, incienso, copal, Cempasúchil, ponía pulque, tequila, refresco, mole. Siempre respeta a los muertos. Va por agua bendita a la iglesia, Juan es un buen creyente. Dios no lo abandonara.
Le habló, le digo que tiene que regresar a casa, que sino, mi madre me va a regañar. Le leo el Salmo 23 que tanto le gusta. Hoy su amigo el pastor de la iglesia cristiana le ha mandado a saludar.
Hoy las ardillas, loros, cuervos y pájaros arroceros, y sus peces, gatos y tortugas lo esperan. Hoy Pánfila y La Negra – Sus gatas – no se movieron del zaguán como cada ocho días, cuando regresaba del tianguis con su pollo rostizado para ellos.
Sus ocho gatos de casa, no han querido comer. Lo extrañan, lo quieren y esperan que abra sus ojos.