El Ángel de la Muerte de Auschwitz: José Mengele.

Por. Luis Román

“Escribir un poema después de
Auschwitz es una barbaridad”.
Teodoro Adorno

I
Se cumplieron 79 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, en Polonia. El 24 de enero de 1945, el Ejército Rojo, vio con asombró y horror lo que los nazis habían ocultado al mundo.
Las fotografías y documentales dieron la vuelta al mundo. Miles de mujeres de todas las edades, así como hombres y niños y niñas. Desnudos, semidesnudos, eran cadáveres andando.
Hacinados en camastros de madera, inundados de mil enfermedades, padeciendo hambre y frío. Y al fondo de ese enorme campo, los hornos crematorios y las cámaras de gas. Donde perdieron la vida más de un millón de personas, la mayoría de origen Judío.
El nacional socialismo – de ahí la abreviatura NAZI – creado por Adolfo Hitler, fue una doctrina política basada en el racismo. Y el desprecio por el otro, basado en una ideología racial, que centraba en la raza aria como la única capaz de sobrevivir.
Alemania era más que un país o sus fronteras, tenía que extenderse hasta donde estuvieran los arios.
Así es como se entiende el nacional socialismo. Aunado a ello, Hitler en ‘Mi Lucha’ (Ed. Época, México, 1989) encontró a los judíos como el enemigo político y económico, por el cual, Alemania no progresaba.
De ahí, parte de ese odio racial, que ya como gobierno y Estado, el nacional socialismo encontró para perseguir, robar, y matar a los integrantes de ese credo.


II
De entre las macabras anécdotas y personajes de Auschwitz, José Mengele fue sin duda un ícono. “El Ángel de la Muerte”, fue celebre por su brutalidad e inhumanidad hacia el ser humano.
En torno a Mengele se han inventado miles de historias, la más escalofriante. Que él, fue el precursor de la clonación. Su idea descansaba en crear seres iguales que Adolfo Hitler. Una novela y más tarde una película, así lo atestiguaron. “Los Niños del Brasil” (1979).
Mengele, no fue llevado a juicio en Núremberg, escapó de Auschwitz, con ayuda de una de sus amantes judías. Anduvo huyendo por toda Europa, hasta que encontró refugio en países de Sudamérica – Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay -.
Gerald Aston, un investigador inglés escribió una de las biografías más completas sobre este monstruo. “Mengele: El Último Nazi” (Ed. Vergara, 2006, Buenos Aires).
Mengele nació en 1911, estudio en la Universidad de Múnich, se doctoró en filosofía y más tarde ingreso a la facultad de medicina, en la universidad de Fráncfort.
En 1938 se enroló a las SS, fue soldado en activo en Francia y los Países Bajos, estuvo en la División Vikingo. Fue herido y declarado no apto para el combate y se le asignó nuevo puesto, como médico de Auschwitz.
Cuentan los sobrevivientes de ese campo de concentración, que “Recibía a los judíos cuando bajaban, con un gesto de repulsión y una sonrisa. Seleccionaba a quienes en ese mismo momento irían de inmediato, a la cámara de gas y quienes sobrevivían unos cuantos meses. Dictó la muerte de más de 400 mil personas en las cámaras de gas” (Aston, Gerald, Mengele: El Último Nazi, p. 13).

Mengele era despiadado, lo mismo ordenaba que las madres con sus bebés fueran separados, que ahí mismo entre la oscuridad de la noche y el frío, podía asesinar a golpes o latigazos a quien lloraba, quien no acataba sus ordenes. “Llegan aquí siendo judíos y se van convertidos en humo por la chimenea” (Ibíd. 14).
Era un lector asiduo de Dante, de Homero, de Goethe. Le gustaba la música clásica, organizó una orquesta sinfónica de judíos, y tocaban mientras, miles de hombres y mujeres eran masacrados en las cámaras de gas.
Se pasaba las horas inclinado sobre el microscopio, mientras afuera de su laboratorio el olor era a carne quemada, y los gritos y llanto eran la música que arrullaba las estrellas en Auschwitz.
En 1940 se construyó Auschwitz, en 1942 junto con Hitler, Göring, y Heydrich planearon y determinaron buscar y encontrar una solución final al ‘problema judío’. Su pronta exterminación.
Del simple humo de un escape de camioneta, o de un disparo en la nuca a los presos. Se pasó a utilizar Zyklon B – Un producto que vertido en agua, desprendía un gas de cianuro e hidrogeno – que ahogaba a quien lo respiraba, y les producía hemorragia interna de los pulmones y vías respiratorias.
En 1942 Mengele fue un protagonista de la solución final, llegaban a Auschwitz, tres o cuatro trenes repletos de judíos. Y él se encargaba de seleccionar quién moría y quien vivía.
Hacían que se formaran, los de la columna derecha irían a las cámaras de gas, los de la fila izquierda irían a trabajos forzados. Los presos y presas iban desnudas, pasando frente a Mengele, “Le gustaba azotar a las mujeres en los senos, exhibiendo una veta sádica de origen sexual” (ibíd. 21).
El lugar donde iban a parar los miles de cadáveres después de haber muerto en la cámara de gas, y de haber extraído sus dientes de oro. Se llamaba ‘México’, un dato poco conocido, y que habla de la admiración NAZI hacia nuestro México.
Apartaba para sus experimentos irracionales a los enanos, personas con síndrome de Dow o mellizos. Le gustaba extraer de las personas con ojos claros y de distintos colores “A lo largo de la pared de su laboratorio había una serie de ojos humanos clavados como mariposas” (Ibíd. p. 24).
No era el sabio que hoy se quiere hacer creer, era un sádico, un asesino con permiso.
Tuvo una amante Judía en el propio campo, Irma Grese, enfermera que lo ayudaría a escapar en 1945. Desde 1944, recibió la orden de Himmler de desmantelar Auschwitz.
III
Huyó el 17 de enero de 1945, desde esa fecha y hasta 1948 no existen datos de su paradero.
Una breve cronología lo ubica que en 1949 vivió en Sicilia, Italia con el nombre de Helmut Gregory. Ese mismo año se embarcó a Argentina.
En Buenos Aires crea la empresa Mengele. En 1954, su padre lo visita. En 1956 viaja a Suiza. En ese mismo año recorre Europa.
En 1959 radica en Paraguay con el nombre de José Mengele, bajo la dictadora de Stroessner.
En 1960, el servicio secreto israelí – MOSSAD – lo ubica en Bariloche, Argentina. En 1962 vive lo mismo en Paraguay, Argentina y Brasil. Se dice que Juan Domingo Perón lo recibió en la Casa Rosada con los brazos abiertos.
En 1978, contrae herpes, y se sumerge en la depresión. En 1979 se ahoga en el mar. No será sino hasta 1985 cuando el gobierno de Brasil, el MOSSAD, y la ONU reconocen 208 huesos, varios fragmentos óseos, dientes, jirones de ropas.
Tantos años prófugo y muriendo por un accidente, resulta algo inverosímil. A Mengele lo protegieron muchos gobiernos y dictadores de América Latina.

IV
¿Qué se puede decir de Auschwitz? Escribe Günter Grass “Tenemos todas las razones para tener miedo de nosotros mismos como unidad capaz de actuar. Auschwitz, por más explicaciones que he escuchado, no puedo entenderla, es una quiebra en la historia de las civilizaciones” (Escribir Después de Auschwitz, Ed. Paidós, Buenos Aires, p. 50).
Teodoro Adorno escribió “Escribir un poema después de Auschwitz es una barbaridad”. Era un lugar donde reinaba el silencio de la muerte.
Es cierto, la humanidad se estremeció con lo descubierto en Auschwitz. Sin embargo la intolerancia continúa. El odio racial, religioso, político, de género hoy marca con una enorme cicatriz a nuestro momento histórico.
¿Cuál es la enseñanza básica y fundamental de Auschwitz?

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