“SIEMPRE ME HA GUSTADO AYUDAR”

Jorge Olvera Gayosso

Un gran ejemplo es sin duda
Jorge Olvera Gayosso, mexiquense de 56 años, fue seleccionado como el mejor Paramédico Voluntario de la Delegación de la Cruz Roja Mexicana, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. “Tuve el honor de representar a mi Delegación en el evento conmemorativo del Día del Paramédico, este 24 de junio de 2025; fue maravilloso recibir esa distinción después de 12 años de formar parte de este movimiento, un movimiento al que llegué un poco tarde, pero agradezco a Dios que me haya dado esta oportunidad”, exclama con gran emoción, al haber concretado un logro más en su vida.
Jorge recuerda que él siempre ha sido
alguien a quien le gusta preocuparse por los demás y ganarse la empatía de la gente,
“desde muy chico me ha gustado ayudar; yo siempre, cuando voy manejando en la
carretera, o donde quiera que ande, soy de los que me bajo siempre a ayudar”. Reconoce que muchas veces, en contra incluso de las recomendaciones de su familia, su convicción lo lleva a meter las manos e involucrarse cuando alguien está en una dificultad.

Jorge trabajo en Luz Y Fuerza del Centro


Paradójicamente, todo comenzó cuando se
quedó sin trabajo, pues Jorge Olvera fue uno de los más de 44,000 trabajadores
despedidos de la empresa pública Luz y
Fuerza del Centro, extinguida por el
Presidente Felipe Calderón, el 11 de octubre de 2009, mediante un Decreto Presidencial que echó a la calle a miles de trabajadores y sus familias. Llevaba 23 años de servicio en la industria eléctrica y había alcanzado el puesto de Sobrestante, en el Departamento de Conexiones.
Al verse sin trabajo, con poco más de 40 años, comenzó a rodar, literalmente, ya que es muy aficionado a las motocicletas. Al no encontrar trabajo, tras el despido y la frustración, llegó a su vida la oportunidad de dar sentido a esa pasión que siempre le había llenado pero que nunca había podido desarrollar a plenitud. “Un día que andaba por la calle, pasé frente a la
Delegación de la Cruz Roja Mexicana, en el municipio de Atizapán, me quedé viendo y, con la curiosidad de un niño, me metí y pregunté por el curso para aprender para ser paramédico y me quedé.
Ya pasaron 12 años de aquel día. Pero al concluir su formación como Técnico en Urgencias Médicas Nivel Básico, se dio cuenta de que pudo levantarse del despido y la humillación social que él y los de su gremio electricista vivieron durante algunos años.

Jorge, graduándose de Abogado

Entonces un nuevo brío le empujó a terminar su carrera como abogado que había dejado inconclusa en los años
noventa. Consiguió trabajo de Paramédico en la Unidad de Protección Civil de la Alcaldía de Azcapotzalco, se inscribió nuevamente a la universidad y continuó como voluntario en la Cruz Roja.



*Jorge refiere que; “siempre lo han fortalecido las bendiciones de su mamá y los consejos de su papá “.


Casi sin darse cuenta, concluyó la carrera y se recibió de Abogado. Al graduarse, formó un Despacho Jurídico con algunos de sus amigos y cambió los postes, los transformadores y los cables
eléctricos por los tribunales, las audiencias y los litigios. “Pero eso sí, no he dejado de ser voluntario y salir a cubrir a bordo de mi ambulancia, con el único objetivo de ayudar”. Incluso durante la pandemia de COVID 19, Jorge no paró de servir
como voluntario. “Me alisté en diversas
instituciones para ayudar; trasladamos a muchas personas muy graves, me arriesgué, ví muchos pacientes morir, a muchos compañeros también; fue muy duro, pero aquí sigo. Me hice muchas
pruebas, pensando en que me había contagiado y siempre salí negativo”, revela.
Así como ha vivido la parte más triste de las emergencias, le ha tocado en muchas ocasiones ver la vida florecer: “He atendido muchos partos, ayudar a mujeres de bajos recursos en esa situación han sido experiencias que me han cambiado la vida; en una ocasión atendimos a una
persona afuera de un hospital, a unas cuadras, en dónde le fue negado el servicio por no ser derechohabiente, ni tener dinero; dio a luz afuera y la volvimos a meter, con su hijo recién nacido, sano
y lleno de vida”, exclama con orgullo.
Jorge tiene tres hijos: dos varones ya titulados y una hija que está por concluir su carrera profesional, aunque aún no es abuelo, a él y a su esposa, “quien me ha aguantado todas mis locuras”, reconoce, les enternece pensar en sus posibles nietos y la experiencia de vida que seguramente les van a compartir. Jorge hoy tiene una maestría en Derecho y litiga todos los
días, pero su principal pasatiempo es ser voluntario: “Soy Abogado de Profesión y Paramédico por convicción”. ¡Feliz fin de semana! Hugo Antonio Espinosa
Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre
cmdtespinosa@gmail.com

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