Luis Román

Escritor y Columnista


“Estoy tranquilo
Porque no le temo
A la muerte…”
Pablo Neruda
I
La literatura es una caja de sorpresas, creí conocer toda la obra de Pablo Neruda, y hace algunos días cayó en mis manos “El Habitante y Su esperanza” (Ed. Losada, Buenos Aires, 1971). Un texto escrito en los años 30’s, pero publicado en 1971, en vísperas de que ganara el Premio Nobel de Literatura.
Toda su poesía es un encanto, Neruda era y fue “El Rey Midas”, escribió Gabriel García Márquez y tenía razón. Quizás los dos grandes poetas de América Latina han sido Rubén Darío y Pablo Neruda y un poco atrás Octavio Paz – Y eso que Paz es mi poeta preferido -.
Lo que llama la atención es que “El Habitante y Su esperanza” es un texto escrito en prosa. Y aún así, su prosa no deja de ser poesía. Neruda se me descubre como un gran narrador y en este texto del romanticismo es una muestra de su genio.
“El Habitante y Su esperanza”, narra la historia de un triángulo amoroso entre Irene esposa de Florencio Rivas y quien escribe, un personaje que jamás nos dice su nombre. Pero es un ayudante de tendero del pueblo, Valparaíso – pueblo natal de Neruda. Ubicado frente al mar y donde ‘el océano salpica hielo’ – a veces se dedica al abigeo (robo de ganado).
Irene es una mujer de unos 30 años, robusta, cabello largo y negro, de tez blanca y ojos azules, quien acude de vez en vez a la tienda a ver a su amante. Otras veces, el amante comenta “espero a Irene sin desear que llegué”.
Es un amor peligroso, como todos los triángulos amorosos. Hay que verse a escondidas del esposo. Cuando salga, el reloj es un peor enemigo de un amor adultero.
“Me siento alegre al lado suyo, invadiéndome su salud de piedra de arroyo”. Irene sale a lavar la ropa al río, ahí es un buen lugar para platicar, para verla.
¿Y quien que no haya salido y tenido un amor prohibido con una mujer casada, no siente cierto aire de soberbia y triunfo al haberla tenido entre los brazos y haber permanecido dentro de ella y luego ver de cara al marido?
Sin embargo, siempre existe el riesgo de ser descubiertos. Y de enfrentar la respuesta violenta o bien contra ella y contra uno, si el marido es muy hombre. Eso ocurre, después de varios encuentros entre Irene y el tendero.
Alguien le ofrece robar ganado y lo hace, cae en la cárcel. Permanece ahí casi una semana y no sabe nada de Irene, entre la soledad y penumbra de la cárcel escribe “Tengo la sensación de que esta sola o la maltrató”.
¿Qué hacer? “Deseo darle un recado que no necesito decirle a Irene”.
II
Ha pasado el tiempo de la averiguación, y la ley determina dejar preso al presunto ladrón de ganado. Va a su casa, se recuesta, esperara la mañana siguiente para ir a ver a Irene pero “Es 12 de marzo, estando durmiendo, golpea la puerta Florencio Rivas. Me pide una lana gruesa ‘Es para un viaje largo niño’. Esta noche Florencio ha matado a Irene”.
Así es, el marido fue a ver a su rival, pero no lo reto, no lo enfrento, sólo fue para hacerle saber que mató a su mujer por andar con otro. Y le pidió una cobija para el frío. Huye del pueblo. Florencio le pide que lo encamine.
El amante se entume y entre la oscuridad del camino piensa “Mi corazón está lleno de preguntas compañero Florencio, Irene es más mía que tuya. Florencio acelera el paso del caballo y se aleja sin regreso”
¿Qué hacer? Decide ir a casa de Irene “La encontré muerta sobre la cama, desnuda, fría, como una gran lisa del mar, arrojada por la espuma nocturna. Sus manos estaban ahuecadas como queriendo aprisionar humo”
Florencio antes de matarla la violó, la hizo sufrir. Concluye el amante “De veras, es horrible esta vida”.
Hace los tramites para enterrarla, “Todo es misterio, la velo toda triste en la oscura noche de lluvia”. Nadie acude a acompañarlo, nadie quiere saber de esa mala mujer que fue Irene. Su adulterio salpica y ensucia. ¿ Amar a una mujer que no quiere a su esposo, es malo?¿ Quien tuvo la culpa?¿Irene?¿ Florencio?¿El amante?
El amante, al despuntar el alba sale de la casa porque “La soledad comienza a poblarse de monstruos”.

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