El Lobo Estepario
(1º Parte)
“Quiero más de ti,
Quiero que te enamores de mí.
Te gusto.
Pero no estás enamorado de mí…”
El Lobo Estepario.
I
Herman Hesse (1877 – 1962) escribe en 1927 “El Lobo estepario” (Ed. Porrúa, México, 2006). Otra gran novela que describe la soledad y la infelicidad de Harry Haller
II.
“El Lobo Estepario” narra la vida de un hombre solitario, sabio e irascible, Harry Haller. Un hombre de unos 50 años. Dedicado al estudio de las letras y la filosofía. Amante de la música clásica – Beethoven, Mozart. Bach – y lector insaciable de Goethe, El Quijote, y de Buda.
Ese silencio y sabiduría es lo que atrae a mucha gente, un joven, sobrino de su casera lo admira y es quien narra la historia. Haller pese a su sabiduría libresca y filosófica, era un hombre que no sabía nada de los placeres mundanos: poco conocía a las mujeres, ni tampoco sabía bailar. Ignoraba como seducir a una mujer.
Un buen día, acude a un bar a beber una copa, allí conoce a una joven entre 26 y 28 años. Seduce a los parroquianos, y a veces se prostituye. Ella misma se ve atraída por ese hombre maduro, que tiene algo que encanto, quizás sus ademanes, su seriedad o su erudición.
Es en este momento, donde Harry aprende a vivir en la piel de una mujer, conoce el juego de la seducción y concluye que la vida es para los hombres amar y seducir a una mujer. No hay otra manera de conocer el mundo para los hombres.
III
El joven sobrino de la casera, esta sentado en las escaleras que dan a la casa de huéspedes, donde su tía renta una habitación y ve llegar al tipo. “Harry Haller era un hombre como de unos 50 años, era insociable, extraño, sombrío. Era un hombre de ideas y de libros, nunca ejerció una profesión práctica” (Ibíd. pág. 15).
Desde un inicio el hombre es mirado con curiosidad, sólo traía una maleta llena de libros, y paga por adelantado tres meses de renta. Por las mañanas permanece acostado, leyendo, se asea y baja a almorzar, para luego salir a comprar libros o visitar una librería o un museo. Escucha música clásica. Esto despierta la curiosidad. Una tarde el joven sobrino, abre la puerta de la habitación y describe lo que ve “Su cuarto estaba lleno de libros, de poetas de todas las épocas y de todo el mundo” (Ibíd. pág.18)
La biblioteca de un hombre es una especie de biografía. Dime que lees, y te diré quien eres. Así, Haller deambula por las calles y callejones de Alemania, hasta que encuentra un teatro – bar con las siguientes inscripciones “TEATRO MAGICO: ENTRADA NO PARA CUALQUIERA…SOLO PARA LOCOS”.
No puede dominar esa tentación de ingresar ¿Que le podía pasar? Ya no era un niño ni un joven, ¿Habría algo que la vida no le había enseñado?
¿Que le puede enseñar la vida a un hombre leído y culto? Seguro de sí mismo. Porque en ocasiones vuelve a nosotros el Doctor Fausto, ese personaje que dedicado al estudio dejo de vivir y perdió la cabeza por la joven Margarita de tan sólo 16 años (Goethe, Fausto, Ed. Porrúa, México).
O el personaje de Charles Chaplin en “Candilejas” (1952) o Humbert Humbert de “Lolita” ( 1955) novela escrita por Vladimir Nobokov Ambos personajes que terminan perdiendo la cabeza por las caderas de una jovencita coqueta. La vida para los hombres son las mujeres, ellas son grandes maestras.