Francisco. J. Múgica: Cuando la Revolución Se Cortó Las Alas.

Por. Luis Román


“Voy a aprovechar un ratito
De soledad para escribir
Muchas cosas que deben
Quedar escritas con verdad…”
Diario de Campaña
Francisco J. Mújica.
I
Natalicio del General Francisco José Múgica Velázquez, nació el 3 de septiembre de 1884 y murió a los 70 años de edad el 12 de abril de 1954. Un hombre de ideas y de convicciones que influyó en el pensamiento del Presidente Lázaro Cárdenas y en la creación de la Constitución de 1917. Hoy ya olvidado. Pero la historia de México le debe un real y gran reconocimiento.
La historia oficial ha dado todo el mérito a Cárdenas, y ha olvidado que el arquitecto e ideólogo de esta hazaña histórica fue el General Francisco J. Múgica, Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas – anteriormente Secretario de Economía Nacional, Gobernador de Michoacán y Director del Penal Islas Marías -.
El fin de semana previó al día histórico del 18 de marzo de 1938 – domingo 14 de marzo – Cárdenas había pasado unos días en Cuernavaca, Mujica y otros servidores habían acompañado al General. En el camino, el convoy de autos se detuvieron en el mirador, y ahí, Lázaro Cárdenas, le ordenó a su amigo y compadre – había bautizado al pequeño Cuauhtémoc y había sido padrino de bodas del matrimonio Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano – escribiera un discurso claro, concreto y original sobre un hecho histórico: La Nacionalización de la Industria Petrolera. (Vid. Lázaro Cárdenas, Apuntes T.I, Ed. UNAM, 1986, p. 45).
¿Pero que influencia había tenido Francisco J. Múgica en la vida intelectual del General Cárdenas? Ambos eran oriundos de Michoacán. Sus vidas militares fueron paralelas. Cárdenas fue amigo de Obregón y Calles; aunque ambos no veían con buenos ojos al joven militar de ideas socialistas.
Múgica leyó a Marx, a Engels, y otros pensadores sociales, y muchas veces orientaba y recomendaba lecturas al joven y pícaro General Cárdenas. Cuando ambos fueron designados en la huasteca tamaulipeca, vieron, escucharon y convivieron con todas las atrocidades de la explotación capitalista que las empresas petroleras hacía y deshacían en contra de los trabajadores.
Múgica había sido Diputado en 1917, y tenía un antecedente revolucionario clave, con Lucio Blanco, repartió tierras en la Hacienda ‘Los Borregos’ en Tamaulipas, hecho que marco el reparto agrario, que dio origen al artículo 27º que sostenía y defendía la repartición de ejidos ( Adolfo Gilly, El Cardenismo: Una Utopía Mexicana, Ed. Cal y Arena, 1994).
II
El ideólogo del Cardenismo fue Francisco J. Múgica. Desde antes de 1934 ya había acercado libros, había discutido y convencido al General Cárdenas de que desde el Gobierno se requerían decisiones drásticas.
Como Diputado en 1917 tuvo real influencia en la redacción de los artículos 3º, 27º y 123º.
Francisco J. Múgica fue el sucesor natural de Cárdenas en la presidencia: firme izquierdista; creyente en las grandes reformas de Cárdenas (Reforma Agraria, Educación Socialista, Unidad Obrera, Nacionalización de la Industria); autor intelectual, o al menos el inspirador, de muchas de esas reformas.
Su elección como sucesor, en fin, auguraba la continuidad de la política cardenista. Sin embargo, Múgica era mucho más radical que Cárdenas; quienes lo apoyaban lo veían como el gran consolidador de la obra social cardenista, mientras que sus opositores lo veían como un gran peligro que convertiría a México en una copia de la Unión Soviética.
Al llegar el año de 1939, la popularidad de Cárdenas había caído seriamente; dos personajes de la derecha ganaban adeptos rumbo a las elecciones del año siguiente: Joaquín Amaro y Juan Andrew Almazán; Cárdenas comprendió entonces que la candidatura de Múgica no sería bien recibida por el país ni por el extranjero; se necesitaba una candidatura de centro, menos radical, que lograra unificar a la dividida población y, sobre todo, que le quitara banderas al opositor Almazán. Esto lo representaba la candidatura de Manuel Ávila Camacho, el secretario de la Defensa Nacional; Múgica no tuvo otra opción que retirar su precandidatura y sumarse a la de Ávila Camacho, con quien tuvo una relación cercana.
Cárdenas le cortó las alas a la revolución ¿Qué hubiera pasado si Múgica hubiera sido el Presidente? ¿Hasta dónde habría llegado la revolución mexicana? Era un hombre maduro en 1940, tenía 56 años, había vivido la revolución, ascendió a General y había sido Constituyente, Secretario de Estado y el principal ideólogo de la expropiación petrolera, amigo y compadre del General Cárdenas.
Cárdenas decidió y dio un giro al centro, Manuel Ávila Camacho se convierte en el candidato del PRM – Partido de la Revolución Mexicana – y en ese momento y la historia documenta el primer fraude electoral posrevolucionario. Juan Andrew Almazán – candidato del Partido Revolucionario de Unificación PRUN – pierde la elección frente a todo un aparato de Estado que roba urnas e incluso asesina a opositores (Vid. Gonzalo N. Santos, Memorias, Ed. Grijalbo, 1980).
Las elecciones fueron el 7 de julio de 1940 “Ávila Camacho me preguntó ‘Dígame con toda franqueza y le dije: En la capital perdimos, aunque en rigor las elecciones deberían de anularse. Y él dijo: ‘Yo tengo la impresión de que nos han ganado las elecciones y yo en estas condiciones por vergüenza no voy aceptar el triunfo. Y lloró silenciosamente, yo le dije ‘Mire compadre hay veces que el pato nada y otras que ni agua bebe” (Ibíd., p. 450)
III
Múgica fue un profeta armado, desarmado y desterrado. Después de ser desplazado como candidato a la Presidencia, es candidato a Gobernador en Baja California Sur. Donde realiza una labor social implacable.
Al dejar el gobierno del Estado, trabaja en la administración del sistema penitenciario. Trata de humanizar Las Islas Marías. Enfermo, solo, y decepcionado se une al PARM – Partido Auténtico de la Revolución Mexicana – y crítica a los gobiernos de Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines.
El 12 de abril de 1954, a los 70 años muere en su casa, debido a un cáncer pulmonar. Días previos a su deceso, el General Cárdenas y su Esposa Doña Amalia, fueron a visitarlo. Por órdenes de Múgica, no se les recibió ni se les permitió el acceso (Vid. Magdalena Mondragón, Francisco J. Mújica, Ed. INEHRM, 2000)
Como una petición póstuma, Francisco J. Múgica pidió a su esposa que el día de su sepelio y sepultura, no se dejase entrar ni hablar al General Cárdenas. Así se cumplió. Hoy aniversario de la expropiación petrolera y en el olvido, estas páginas son un homenaje mínimo para un gran mexicano hoy olvidado e ignorado.

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