El Incesto en la Obra de Juan Rulfo.

Por. Luis Román


(2º parte)

Estábamos tan solos aquí,
Que los únicos éramos nosotros.
Y de algún modo había que poblar este pueblo.
Pedro Páramo.
I
Juan Preciado – hijo de Pedro Páramo – y de Dolores, le prometió a su madre antes de morir ir a Cómala, a reclamar a su padre la herencia por todo el tiempo que los tuvo en el olvido.
Es él quien recorriendo Cómala se da cuenta que es un pueblo fantasma, de muertos, lleno de recuerdos y murmullos. Se aloja en casa de una pareja de hombre y mujer. Él Cree que son marido y mujer, ha estado con ellos, por una noche y los ha visto juntos en la cama. Esta por amanecer y pregunta ingenuamente a la mujer:
– “¿A dónde fue su marido?
– No es mi marido. Es mi hermano, aunque él no quiere que se sepa.
– ¿Conocieron a Dolores Preciado?
– Tal vez él si, yo nunca salgo. Sólo desde que él me hizo su mujer, desde entonces me la pasó encerrada, porque tengo miedo a que me vean. Él no quiere creerlo, ¿Verdad que estoy para dar miedo? ¿No me ve el pecado? Por dentro estoy echa de lodo.” (Pedro Páramo, ed. FCE, p. 66- 67)
¿Qué destino tenían las mujeres de Cómala, sino ser violadas o raptadas por Pedro Páramo o su hijo Miguel? Estos hermanos, se encerraron, creyendo que de esa manera evadían el mal del poder de Pedro Páramo.
Los rumores se propagaron, así como el miedo y temor a Dios. Entonces la mujer fue con el Padre Rentería y confeso su falta.
“Estoy avergonzada. ¡Cásenos usted!
– ¡Apártense ¡
– Yo le quise decir que la vida nos había juntado, acorralándonos y puesto uno junto al otro. Estábamos tan solos aquí, que los únicos éramos nosotros. Y de algún modo había que poblar este pueblo. No nos gusta que se hable de nosotros. Necesito que este conmigo en la noche, para sentirme tranquila” (Ibid. pág. 68)
En un pueblo donde impera el miedo y el poder, los hermanos – mujer y hombre – no encuentran otra salida a sus vidas que unirse. Que ella no sea otra más de las mujeres de Pedro Páramo, no eso no. Preferible tener hijos propios, aunque sea producto del incesto que, de un hombre sin piedad, que ha poblado el pueblo violando y burlándose de todas las mujeres del pueblo.
Rulfo recurriendo al lenguaje literario, no juzga, ni moraliza. Sólo describe las pasiones y deseos de los seres humanos. Tarea inequívoca de la literatura.

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