Luis Román


(1º. Parte)

Donde va José tan triste
Donde va José tan solo
Di, donde vas tan solo
Voy a la montaña
A conversar con el señor
Porque me hizo así como
Soy yo.
Voy a preguntarle
Porque no me da
Una mujer para
Quererla…

Sonora Matancera


I

7 – Nov – 2024

Juan acaba de ser trasladado al piso, parece extraña esta decisión de los médicos, quienes durante todos estos días han dicho que, si sus signos vitales parecen estables, es por los aparatos. En la UCI su misión es mantener con vida al paciente.
Cuando me entero, no digo nada, sólo lo pienso ¿Y si los médicos de UCI ya lo desahuciaron? Y sólo nos dan una palmada para creer que Juan se esta recuperando. Guardo silencio. Es mejor callar. A veces pensar nos destruye la fe y esperanza.
Yolanda asegura que Juan entubado todavía le pregunto por sus hijos, Gloria dice lo mismo. Es raro porque con el ventilador, nadie puede hablar. Simplemente es imposible. Pero le han puesto la mascarilla de oxigeno. Juan está agotado.
Por lo menos desde el 8 de septiembre hasta este 7 de noviembre, su organismo se ha esforzado al máximo. No ha comido bien, ha respirado a medias, y esta cansado. Juan en los últimos 9 años, desde que murió Mamá y se jubiló. Nunca durmió sus 8 horas de sueño normal.
Nunca tomó vitaminas, cuando se agripaba o tenía tos, no iba al médico. No le gustaba abrigarse y sin juzgarlo, ha bebido de todo. Ha escogido ese modo de vida, que le da sentido a vida. No es un hombre que ahorre, lo que tiene lo ha gastado.
“No tengo a quien dejarle nada, no voy a dejar nada”, una vez así me lo dijo.
Es una buena noticia, ya en piso, la familia y seres cercanos, podrán estar cerca de él. Se hace un rol de guardias. A mi me toca ir de la noche del sábado al domingo, y a su novia el domingo toda la mañana y tarde.
Francisco se quedará en la noche, el desea velar el sueño de Juan. Ese día jueves, nos dice que estuvo intranquilo, inquieto. Días más tarde, me confesara que “Juan no pudo dormir esa noche, buscaba algo en el techo de la habitación, cómo si viera algo o a alguien. Cómo si se asustara. Trate de calmarlo”.
Creo que todos teníamos miedo, en piso ya solo tenía oxigeno y un aparato que le media la respiración del corazón. Ya no estaban todos los aparatos de la UCI y era la cama 350. La última del pasillo.
Esa noche fue una combinación de miedo y esperanza, de vida y muerte, de rezos y de una que otra lágrima.
¿Cómo saldría Juan de allí? ¿Si se recuperaba como Saldría? ¿Con tanque de oxigeno? ¿Con silla de ruedas? ¿Con afectaciones neurológicas? ¿Con convulsiones? ¿Aguantaría estar postrado en una cama, en una silla de ruedas?
Juan muchas veces lo dijo y repitió “¡No aguantaría estar en un hospital, si entró, ya no salgo!”. Así lo dijo y así fue.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *