Luis Román

Escritor y Columnista

A León le duraron
Los celos toda
La vida.

Sara Montiel


I

Sara se sabía amada, era guapa y vanidosa. Y le gustaba jugar con los sentimientos amorosos de León Felipe, se sabía inferior intelectualmente; pero tenía algo que el poeta ansiaba como el sediento en medio del desierto: su cuerpo y juventud.
Años después recordaba “Nunca más he vuelto a decirle a un hombre algo tan fuerte ‘No te quiero’. Nunca más lo he dicho sabiendo que ese hombre me quería a mí. He procurado no volver a herir a nadie al rechazarlo. Incluso me he acostado con alguien antes de desengañarle, sólo para que no se sintiera despreciado por mí. Por no hacerle de menos. Con León no fue así desgraciadamente” (Ibíd. 151).
Era una relación o amistad perversa. León seguía con insistencia pensando que Sara era ingenua y caería. Y ella, lo dejaba seguir y decidía cuando cortarle las alas. “Siempre lo dejaba a la mitad del camino”, concluye Sara.
Por esos días, aparece un ex pretendiente de la actriz, y León Felipe se entera. La reprime, señalando que no crecerá como actriz sino deja a un lado amoríos tontos. La invita a comer al café parís. Acude Sara y lleva al pretendiente, más joven y apuesto.
Allí explota el viejo poeta “Tuvo un arranque de celos que casi me mata. León Felipe me pego una bofetada, por lo que le hice. Es el único hombre que me ha pegado. Se le fue la mano” (Ibíd. 152)

Sara fue perversa, salía con hombres y se lo contaba al poeta, quien se mordia los labios y se retorcía de rabia en su casa.
Se terminaron los contratos de cine en México, y Sara regreso a España. Salió del país sin despedirse de León Felipe. Pero continúo su amistad escribiéndole cartas. Sara sabe que es pretendida, y se enfrasca en una relación con un político local de España, el tipo es adinerado. Será su primer casamiento.
Regresa a México, e irónicamente se lo comunica al poeta, éste al enterarse se siente lastimado, derrotado, frustrado. “Cuando se lo comunique a León, tuvimos una crisis. Yo lloraba y él me gritaba ‘Eso es imposible – decía mientras me sacudía – porque yo soy el primero que te ha adorado y que te adora’. Me tomo de los hombros, me levantó la mano y me pegó furioso. Fue una paliza.
Yo le dije “León, por Dios. Yo te quiero muchísimo, pero no te quiero como hombre para mí” ¿Para que dije eso? Empezó a llorar, a pedirme perdón. Fue una escena terrible. Verlo llorar es algo que me ha perseguido toda la vida. A león lo he humillado como a ninguno de los hombres que me han querido” (Ibíd.pág. 155)






II

León Felipe el poeta idolatrado, amante de la actriz española Ofelia Guilmain. Muere el 18 de septiembre de 1968, a los 84 años de edad. Poeta de versos sencillos hoy olvidado.
Sara muere en 2013, a los 85 años de edad. En sus memorias nunca olvido esa aventura entre la entonces joven actriz y el poeta anciano. “Nos volvimos a encontrar años después, pero ya no volvió a intentar nada conmigo. El fuego de su pasión se apago con el agua de mis desdenes”( ibíd. p.153)
La anécdota queda, y las preguntas brotan ¿Qué llevo a un hombre de la tercera edad a perder así la cabeza por una joven? Ella desde un primer momento no respondía a sus propuestas. Sabia que no tendría opción. Pero insistió.
Por parte de ella, quizás su vanidad, su ego, su vanidad de mujer de sentirse amada por un tipo de hombre que ella jamás había conocido, ni conocería.
Las mujeres son la vida para los hombres. Y a veces el estudio los aleja de ese paraíso.

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