A 218 años del nacimiento de Benito Juárez se debe considerar al Benemérito de las Américas como artífice para la construcción de la Cuarta Transformación, que lleve hacia una nación con bienestar para todos, con más progreso, especialmente para los más necesitados, afirmó la diputada Carmen de la Rosa.
Desde la tribuna, recordó que Juárez es recordado por su trayectoria, aportes a la democracia, a los derechos civiles, y a la edificación de la República, y quien antepuso las virtudes liberales y democráticas, de la justicia y el derecho en beneficio del pueblo, en su mandato como presidente de México de 1858 a 1872.
El estadista y abogado que nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao, Oaxaca, estuvo al frente de la defensa de la integridad e instituciones en medio de un período de turbulencia y de agitación política y social, incluida la Intervención Francesa y la Guerra de Reforma.
“Invariable partidario de la democracia y los derechos civiles, estableció una serie de reformas que buscaban reducir el poder de la Iglesia Católica y el Ejército de entonces, además de priorizar los derechos y oportunidades para los ciudadanos comunes, especialmente para los trabajadores rurales”, explicó.
La diputada morenista recordó que el expresidente sostuvo un desempeño nodal en el establecimiento de un gobierno constitucional en México, que contribuyó a estabilizar el país y encaminarlo hacia la democracia, pero con aportes que hoy resuenan por la firmeza, honorabilidad y convicción con que fueron impulsados.
“Benito Juárez es recordado por tener un compromiso inquebrantable con principios como el Estado de Derecho, la democracia y la justicia social. Se enfrentó a una oposición significativa, incluso de poderosos intereses, pero no vaciló fundamentado en sus convicciones, guiado por principios, lejos de toda conveniencia y ganancia fácil”, enfatizó.
De esta forma, Benito Juárez, fue ejemplo de honestidad, esfuerzo, y deseo de progreso compartido para una nación entera, enemigo acervo de lo corrupto y lo entreguista, que tuvo una vida modesta, dedicada al servicio público, era exigente con sus colaboradores, y fue férreo defensor de los derechos de los pueblos indígenas y los grupos marginados, y promotor de una sociedad inclusiva, progresista y plural.
Carmen de la Rosa enfatizó que el ex mandatario de la nación fue artífice de la segunda transformación de la República, constructor del pacto federal, con las Leyes de Reforma permitió la nacionalización de los bienes del clero, la extinción de las corporaciones eclesiásticas, la secularización de cementerios y fiestas cívicas y la promulgación de la libertad de culto.
De esta forma, Juárez fue un político comprometido con la conformación de un Estado de derecho, cuya meta fue fundar un nuevo sistema político basado en la democracia representativa, y por ello es artífice para la construcción de la Cuarta Transformación, como consecución de una nación con bienestar para todos, de un Estado democrático que consiga más progreso para todos, especialmente para los más necesitados; el ejemplo de vida para todo servidor público que tiene como consigna: “Para el bien de todos, primero los pobres”.