El Mito de Nuestra Época.

Por. Luis Román



El mito hace la historia
Y la historia hace al mito.
Arnaldo Córdova.

A lo largo de cada época histórica, los grupos humanos o colectivos van creando un conjunto de ideas, creencias o doctrinas políticas en los cuales depositan la confianza de su presente y futuro.
Las sociedades como los individuos a veces sienten la necesidad de creer en algo o alguien que dará respuesta a sus expectativas o a sus problemas.
El filosofo húngaro, Cornelius Castoriadis llamó a esto “El Imaginario Social” (Ed. Antropos, Madrid, 2000) ya habían identificado otros historiadores este fenómeno social – George Sorel y Mariátegui – llamándolo “La voluntad de creer”, es decir, los seres humanos en conjunto se crean expectativas, ilusiones de la llegada de un posible cambio en su vida individual o social.
Un cambio que mejore su situación. A esas expectativas, se les denomina también “El mito de la época”.
Si entendemos por mito, aquella narración maravillosa situada fuera de tiempo y protagonizada por personajes de carácter heroico o divino.
En el siglo XX, quizás el mayor mito de ese periodo, fue el de la revolución, como un acontecimiento de cambio.
La revolución hecha por las masas pobres a través de la violencia armada y el establecimiento de un nuevo orden.
El surgimiento de la revolución rusa de 1917 fue la estrella polar que guio el mito de la revolución y que se originó la llamada “Guerra Fría”.
A la caída del muro de Berlín en 1989 ese mito se desvaneció. La idea de que el Estado lo podía todo fue sustituida por otra creencia.
El gobierno era ineficiente para administrar y dar prosperidad, en su lugar estaba el mercado y el libre comercio.
Lo que surgió como una teoría económica en los cubículos de la universidad de chicago, le dio fama a Milton Friedman para que el neoliberalismo se implantara en Chile y después en Inglaterra y al resto del mundo, más tarde.
Sin embargo, al inicio del siglo XXI, volverían a crearse nuevos mitos.
II
El ascenso de  gobiernos de izquierda en Europa, América Latina y Asia fueron creando un nuevo mito: primero los pobres – AMLO en México -. Se crearon partidos de los pobres, para los sin techo, sin tierra, sin trabajo, sin papeles y se promete acabar con el hambre de los pobres – Lula en Brasil –
El nuevo mito que hoy configura la nueva narrativa, no habla en nombre de todos, quienes han sido los responsables de tanta pobreza.
Las clases medias que aspiran a tener más de lo que necesitan son los enemigos. Hoy los políticos no proponen nuevos discursos, se apoyan en Cristo o en San Francisco de Asís.
El mito que desde el punto de vista histórico deja de ser político y se convierte en religioso ¿Quién en su sano juicio se opondría a terminar con la pobreza?
Sin embargo, no se promete ni se generan empleos o trabajo. El nuevo mito hace de los gobiernos dadores de dadivas: becas a todos.
El dispendio, el Estado como el gran mecenas. Por los pobres, para los pobres, y para los pobres ese es el nuevo mito político e histórico hoy.

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