Por. Luis Román


(3º Parte)



“Lo que yo sufrí
Ninguna pluma
Podrá describirlo.
Ningún libro
Podrá relatarlo…”



I
Wilde siempre culpó a su joven amante de ser el responsable de su tragedia “Eres tú el autor de esta horrible tragedia” (Ibid. 87).
El descrédito, la burla y la quiebra fueron las consecuencias de ese amor, que pese a verle costado ya dos años de su vida en la cárcel. Wilde, todavía estaba enamorado del joven. “Con todo esto he arrastrado en el fango mi nombre”.
¿Que pudo haber visto un hombre de la talla de Wilde a un joven por el cual perdió todo, desde la cabeza hasta su nombre? “Me deje arrastrar a dilatados periodos de bienestar sensual y vacío. Me rodee de caracteres pequeños y espíritus mezquinos. Deje de ser el piloto de mi alma y me deje dominar por el placer y vine a parar en esta cárcel” (Ibid. 98).
Wilde como muchos otros escritores o artistas se alimentaba de lo que la vida le regalaba. Y lo tomó, pero sin medir consecuencia. Prevaleció en su accionar, el alma femenina.
No midió consecuencia alguna. Aunque ya en la cárcel escribió “Durante un año he llorado todas las horas y durante todo este tiempo” (Ibid. 94).
Como todo poeta, se da cuenta que los lujos y riquezas tampoco son la vida. Que el sólo mirar un atardecer, o “Me daría completamente igual tener que dormir en verano sobre la hierba fresca y en invierno buscar un refugio caliente.
Las cosas exteriores de la vida me parecen ahora carecer de importancia” (Ibid.p.99).
Oscar Wilde fracaso como amante, la sensualidad termino derrotándolo. Fue un gran vividor, pero no supo imponer límites.
“Como se llena una copa de vino hasta los bordes, calme yo mi vida de placeres” ( Ibid.p.80)
Leer, leer es el éxtasis de los escritores, antes de escribir “Al salir de aquí, sino escribo libros hermosos, me hallaré al menos en condiciones de leer” (Ibid. 78).
La vida llama y uno sabe que toma de ella, se pierde o se toma solo un poco de ella. “Me adentré en la vida y viví” escribe Wilde.
Vivir intensamente las pasiones, nos lleva al placer y este nos puede hacer adictos al sexo, al alcohol, al juego, a las drogas. Pero “El placer dura un instante y el dolor perdura siempre” (Ibid. p. 56)
Wilde al final de su extensa carta, le pide a su joven amante verlo de nuevo. Un Wilde enamorado, esperanzado en recuperar el amor de quien lo traicionó.
Al salir de la cárcel, Oscar Wilde ya no fue el mismo. Tres años después murió. Wilde murió a los 46 años en la habitación de un hotel en París, el 30 de noviembre de 1900 y, hasta ahora, se creía que la causa había sido una meningitis, producto de una enfermedad venérea.
El médico Ashley Robins, investigador de la Universidad sudafricana de Ciudad del Cabo, señaló a la revista científica The Lancet que “no hay evidencia clínica de que Wilde haya padecido sífilis”( www.clarin.com)
Según Robins, médico psiquiatra y farmacólogo, “la tragedia se originó en una enfermedad crónica y destructiva del oído medio cuya infección, probablemente, se extendió al cerebro.”( www.clarin.com)
Wilde sufría una severa enfermedad llamada colesteatoma, que puede tener graves complicaciones como parálisis facial, meningitis o un absceso cerebral. Su tratamiento es quirúrgico.

Wilde, entonces, habría muerto de meningoencefalitis, causada por una otitis crónica media arrastrada durante años, a pesar de que fue operado en la habitación de su hotel en octubre de 1900. No sin antes convertirse al catolicismo.












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