Por. Luis Román

¿Qué es entonces la muerte?
“No es más que el abandono del cuerpo físico,
Así como la mariposa deja su capullo de seda,
La muerte no es más que el paso a un nuevo estado de conciencia”
Elizabeth Kübler
I
La doctora y psiquiatra alemana, Elizabeth Kübler – Ross fue una de las pioneras en el estudio de la tanatología (Tanatos= Muerte, Logía = Tratado o Ciencia).
Cae a mis mano su libro “La Muerte: Un Amanecer” (Ed. Luciérnaga, Madrid, 2005, 110 pp.). En dicha obra la Doctora Kübler trata de convencer al lector de que la muerte no es tan terrible ni tan angustiante como nos lo han hecho pensar.
Es el paso o tránsito a otro espacio. “Es como mudarse a una casa más bella(…) Si has vivido bien y a gusto, y has estado satisfecho con lo que has hecho, no tiene porque preocuparte la muerte, aunque solo te quede un solo día de vida”( Ibíd. p. 46).
Hace una bella analogía, que hoy está en boga. La vida es como la vida de la mariposa:
I.- Una mariposa deposita sus huevecillos, transcurrido un tiempo, éstos se transforman en larvas.
2.- Algunos días más tarde, surgen los gusanitos y más tarde éstos crean y se depositan en capullos.
3.- Estos capullos, darán origen a la mariposa.
4.- La vida de la mariposa es maravillosa, volara a muchos lugares, se relacionara con sus semejantes, procreara descendencia. Sufrirán accidentes, enfermera, padecerá, envejecerá y finalmente morirá.
5.- Sus restos servirán de abono para plantas o las mismas larvas de otras mariposas.
La Doctora Kübler señala “La muerte física del individuo, es idéntica al abandono del capullo de seda por la mariposa, el capullo y la larva se pueden comparar con el cuerpo humano, somos un perpetuo tránsito, somos cambio desde que nacemos hasta que morimos” (Ibíd. p. 27).
En la muerte – siguiendo la analogía – se va a liberar a la mariposa, es decir nuestra alma o espíritu, será libre, abandonará nuestro cuerpo, pero no morirá del todo, pasara a otro estadio superior.
La Doctora Kübler asistió a cientos de moribundos en toda Europa, y a través de sus observaciones y pláticas que tuvo con gente que cayó en coma, en paro cardiaco, y pudieron regresar de ese silencio, dice y asegura que en la proximidad de la muerte, la persona puede escuchar lo que se dice de ella, por lo menos unos minutos.
“ Una persona que ha muerto, oye todo lo que uno dice, y en ningún caso, es tarde para decirle un ‘ Te Amé’, ‘ Te quiero’, ‘Perdóname”( Ibíd. p. 31)
La persona que ha muerto, nos habrá escuchado, y se dará cuenta de lo mucho que lo quisimos. Eso seguramente lo hará sentirse feliz al abandonar este mundo.
“La muerte no es sino pasar de una forma de vida a otra distinta” (Ibíd. p. 35).
El cuerpo que ha dejado de tener signos vitales, aún continúa alerta con algunos de los sentidos, sobre todo el oído. Con el paso del tiempo, la tanatología, como la medicina, ha ido corroborando esta idea y suposición.
II
Todos alguna vez nos hemos preguntado ¿Cómo es o será ese último momento de vida antes de morir? ¿Qué se sentirá morir?
La Doctora Kübler en base a su experiencia señala “Quienes han muerto primero, ven una oscuridad infinita, segundos después pueden ver una luz que brilla al final de un túnel, al mismo tiempo experimentan una sensación de paz, de amor y resignación. Cuando se está en el umbral de la muerte, se mira esa luz por segundos, es entonces que se rompe el cordón umbilical de plata – el alma y el cuerpo se separan definitivamente” (Ibíd. 37)
La Doctora Kübler retoma algo de las enseñanzas de Siddhartha Buda, al concluir que la presencia de esta iluminación, hace que quien la ve y experimenta, concluya que la vida no fue sino una escuela en la cual se debió de aprender, y sólo entonces podemos entrar a esa otra habitación de luminosidad y paz, que es la muerte.
“Al ver esta luz, estas ante la presencia de Dios, puedes mirar toda tu vida, desde el primer día de tu existencia, hasta el día de tu muerte” (Ibíd. p.38). Esta idea, es propagada por todas las culturas y a lo largo de todas las épocas históricas.
Morir no significa padecer dolor. No necesariamente morir es o debe de ser o pensarse como una experiencia amarga.
Hemos sido creados para una vida sencilla, bella y maravillosa. Esta vida terrena, es solo una pequeña porción de nuestra existencia espiritual.
Debemos tener en cuenta que nada en nuestra vida ha sido casual, ni accidental, ni el azar lo ha guiado.
El sufrimiento que podamos haber vivido en esta vida, debió de habernos generado un crecimiento espiritual y emocional.
Se equivocan quienes creen y ven que la vida es una condena o un castigo.
“Si pudiésemos comprender que nada de lo que nos ocurre es negativo y subrayó ¡Absolutamente nada!
Todos los sufrimientos y pruebas, incluso las perdidas más importantes son siempre un regalo.
Ser infeliz y sufrir es como forjar el hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer y es la única razón de nuestra existencia” (Ibíd. p. 52).
Se debe crecer humanamente cuando se sufre, se enferma o se pierde un ser querido.
¿Qué es entonces la muerte? “No es más que el abandono del cuerpo físico, así como la mariposa deja su capullo de seda, la muerte no es más que el paso a un nuevo estado de conciencia” (Ibíd. p. 57)
III
En el umbral de la muerte, aunque sea por unos minutos, se sigue viendo, oyendo y comprendiendo lo que pasa. Pero ya no necesitamos nuestro cuerpo. Al final de ese túnel, primero oscuro y después iluminado “Nos esperan nuestros seres queridos que nos han precedido, nuestros padres, hermanos, hijos etc.” (Ibíd. p. 59)
Hemos de perder el miedo y temor a la muerte, de lo contrario no podremos comprender todas estas cuestiones de la tanatología y medicina.
¿Como perder el miedo a la muerte? “Una manera de no volver a tener miedo, es saber que la muerte, no existe y que todo lo que nos ha pasado en esta vida, tiene siempre un lado positivo”(Ibíd. p. 70).
Esta es una síntesis de las tesis de la Doctora Kübler acerca de la muerte, que es un nuevo amanecer.
Aceptar y tratar de comprender la muerte es hoy, en este tiempo de pandemia, una realidad, una obligación y una necesidad religiosa, ética, moral y científica.
Como lo hemos vivido en estos tres meses de incertidumbre, muchos han muerto, conocidos o desconocidos. Y sólo entonces nos damos cuenta de la brevedad y fragilidad de la vida.
Hoy hablar de vida es también considerar a la muerte. Vida y muerte hoy están más enlazadas que nunca.

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