“La Moral
Es cuestión
De Tiempo…”
Gabriel García Márquez
I
A 214 años de la Independencia de Nueva España, hoy México. Cabe reflexionar y valorar lo hecho por nuestro héroe Miguel Hidalgo. Fidel Castro pese a sus diferencias ideológicas con USA y sus presidentes; era un admirador declarado de los héroes que dieron origen a la independencia de las 13 Colonias: Franklin, Jefferson, Washington, Madison entre otros.
Los grandes movimientos sociales en México, los han encabezado líderes no tan versados ni preparados. La Revolución fue emprendida más como una manifestación de inconformidad, que trazada por una ideología o doctrina política.
La Reforma de Juárez tuvo grandes hombres, buenas leyes; pero nunca o pocas veces se implementaron en la realidad.
Los historiadores de su época y posteriores juzgaron así al Padre Hidalgo. Lucas Alamán dijo “Se lanzó a una revolución que era incapaz de dirigir. De haber visto su triunfo eclesiástico hubiera presentado al mundo un fenómeno extraordinario” (Antología, Ed.UNAM, 1980, p. 45).
José María Luis Mora “Hidalgo jamás calculó el resultado de sus acciones y no era de un talento profundo para crear un plan de operaciones” (Textos, Ed. UNAM, 1990, p. 60).
Lorenzo de Zavala “Hidalgo operaba sin plan, no sabia que hacer, encabezó una revolución que él mismo no podía conocer” (Antología, Ed. UNAM, 1994, p. 56).
El inicio del movimiento de independencia fue en realidad una rebelión, una revuelta, donde el disgusto, el enojo, la rabia de estar dominados fueron el alma de dicha manifestación.
II
¿Pero qué podíamos esperar de un sacerdote que si bien era y fue instruido en teología, religión y filosofía? ¿No tenía un rico acervo bibliográfico? La censura y prohibición de la Corona Española hacia sus colonias era extrema.
Las novelas de caballería, los libros de filosofía, ciencias y otras religiones estaban censurados por la Santa Inquisición. Hidalgo se hacía de material bibliográfico a través del contrabando. Los mercaderes franceses y españoles que vendían telas y otras mercancías se encargaban de ofrecer libros por encargo metidos y envueltos en los rollos de telas, los barriles de doble fondo o entre las galeras de los barcos.
Nunca sabremos en realidad qué libros leyó con exactitud Hidalgo, lo que si sabemos es que leía y hablaba francés, latín y algo de griego. Muchos de quienes lo acusaron frente a la Santa Inquisición, declararon que él traducía obras de Moliere, de Esquilo, y hablaba de Voltaire, Rousseau, Locke y Diderot.
“Tiene una orquesta en su casa, es amante de mujeres y representan obras de teatro traducidas por él, En sus reuniones se habla libremente de política y religión. Su biblioteca es como la de San Nicolás, está llena de libros prohibidos. En más de una ocasión lo he visto bailar con mujeres portando la sagrada sotana” (Ibíd.p.56).
Bajo estas condiciones de censura y prohibición no se hace un intelectual ni un ideólogo. Las ideas nacen y se retroalimentan por sólo por la lectura, sino a través del diálogo y discusión, de la argumentación.
Menos aún sabemos de qué leían sus amigos los Insurgentes. Sin embargo, es un hecho que contextualizando a Hidalgo en este ambiente el mérito es grande de un hombre inquieto y rebelde.
III
La Maestra Josefina Zoraida Vázquez, comentó en una de sus tantas clases. Que la ventaja que tenían y tienen los países protestantes es que los niños a temprana edad los hacen leer la biblia. Por ello, no hay analfabetas en esos países protestantes y en cierta manera algo une a la gente: el análisis de las sagradas escrituras.
A diferencia de Hidalgo, el prócer de la Independencia de las Trece Colonias, Benjamín Franklin recuerda en su Autobiografía (Ed. Porrúa, México, 1998).
“Leí y releí muchas veces ‘Vidas Paralelas’ de Plutarco y sigo pensando que el tiempo que le dedique fue bien empleado” (Ibíd. p.23). Es decir desde un primer momento, el revolucionario se deja ver como un gran lector de autores clásicos.
Más tarde recuerda “Leí a Locke “El Entendimiento Humano”, Daniel Defoe con ‘Robinson Crusoe’, ‘Los recuerdos de Sócrates’ de Jenofonte. En 1724 viaje a Londres y ahí escribí ‘Disertación Sobre la Libertad’ (Ibíd. 45).
Sabemos que Hidalgo como profesor de teología en el Colegio de San Nicolás escribió un tratado sobre Moral, Teología y Religión. Tal vez, teorizó sobre el derecho a la rebelión, o llevó un diario personal.
Franklin al regresar a una de las 13 Colonias señala “Propuse la creación de una Biblioteca Pública por Suscripción” (Ibíd. 67). Porque dice ‘Teníamos que pedir los libros a Inglaterra y eso tardaba mucho tiempo’. Es decir, en ese ambiente del protestantismo la lectura es y era un buen hábito.
Las ideas florecen con la lectura y el diálogo, el intercambio de opiniones. En Nueva España, la censura y prohibición, cortaban la imaginación.
Franklin escribe “La lectura ha sido mi única distracción. Así aprendí Francés, Italiano, español y Griego” (Ibíd.90).
Alguien que lee es un inconforme del mundo que vive, de la sociedad que habita. Y lo más relevante “En las conversaciones se aprende más escuchando, que hablando” (Ibíd.67).
En Nueva España, todo giró en torno a Hidalgo ¿Por qué? Era el más versado de los Insurgentes. Sin embargo, en un primer momento, esto hizo que toda la responsabilidad del movimiento recayera en el padre. Quien como todo humano pudo equivocarse.
¿Qué más unió a Franklin y a Hidalgo? Ambos eran amantes de las mujeres “Su vida es escandalosa, come baila y putea perpetuamente. Su amante es María Guadalupe Santos, que después fue monja en Puebla. Es de libre trasto con las mujeres de mala nota” (Carlos Herrejón, Hidalgo: Documentos y Testimonios, Ed. SEP, 1984, p. 78).
Escribe Franklin “En mi juventud tuve relaciones con mujeres fáciles, encontradas al azar, a quienes visitaba a costa de algunas monedas y muchos inconvenientes sobre todo de salud” (Ibíd. 56).
Así se forjan los héroes, los rebeldes. Franklin tuvo en su momento las condiciones para alimentar alma y cuerpo, Hidalgo con penurias logró enriquecerse de ideas en medio de la censura, y sus pasiones humanas las salvo con muchas mujeres. Así son los héroes de carne y hueso.