Cortes en su testamento dispuso que al día siguiente de su muerte se llevasen a cabo cinco mil misas: mil por las ánimas del purgatorio, dos mil por quienes murieron en sus campañas, descubrimientos y conquistas, dos mil por las ánimas del purgatorio.
Hernán Cortés.
José Luis Mártínez
I
Nació en Medellín España en el año de 1485 y Murió el 2 de diciembre de 1547, Castilleja de la Cuesta, tenía 62 años cumplidos.
A los 34 años y rebelándose contra las autoridades Españolas asentadas en la Isla de Cuba, llega el 21 de abril de 1519 a lo que son las costas de Chalchihuecan lo que hoy es la ciudad de Veracruz, desembarca en San Juan de Ulúa, lo que era todavía un islote y al día siguiente el 22 de abril de 1519 desembarca aquí ya en lo que era territorio firme de aquí de Chalchihuecán.
A partir de entonces comienza la historia del mito, del gran aventurero, pasará a la historia como el Conquistador de México. Destruirá un gran imperio, el azteca, quedó maravillado de tan grande y majestuosa civilización.
Da cuenta a su rey Carlos V ( el de los Chocolates) de lo que ha visto y descubierto. Escribe sus Cartas, que con el pasó del tiempo se le conocerán como “Las Cartas de Relación” (Ed. Porrúa, 1982).
Las escribe emulando a Julio César, utiliza un buen español, ese que aprendió en la Universidad de Álcala. Carlos V, su Rey, su Majestad, jamás las leerá, por una sencilla razón: No hablaba ni escribía en español, sino en alemán.
Años más tarde – dice la historia – Cortes acude al Palacio Real en Madrid, el Rey Carlos V pasa frente a él, el conquistador se hinca a su paso, le toma de la mano con la cabeza gacha, y lo único que llega a expresar el Monarca de España y Alemania es “¿Decidme quién es este insensato que me impide el camino?” (José Fuentes Mares, Cortes: El Hombre, Ed. Grijalbo, 1978, p. 78).
Sus ‘Cartas de Relación’ quedan olvidadas por décadas hasta que en el siglo XVII alguien las encuentra en el Palacio Real y son dadas a la imprenta. Así estimó Carlos V su conquista.
Para muchos historiadores es el hombre del renacimiento. “El Hombre moderno es quien no se pone jamás límites” escribiría Miguel de Unamuno en alusión a Cortes. Para otro, ‘El Príncipe’ de Maquiavelo si existió alguna vez, debió de haber sido como el conquistador (Carlos Pereyra, Hernán Cortes, Ed. Espasa Calpe, 1967, p. 67).
II
Cortes muere en España, viejo, sin dentadura, olvidado, y jamás tomado en cuenta por la Corona Española para continuar descubriendo territorios. Después de su hazaña en Tenochtitlan fue nombrado Márquez del Valle de Oaxaca y Gobernador Pre Virreinal de Nueva España, jamás pudo lograr que el Rey lo designara Virrey de Nueva España.
Muchos de sus viajes para descubrir mas territorios fueron derrotas y sin sabores. La Corona lo tuvo siempre como un ambicioso. Ya en España le impidió regresar al Nuevo Mundo.
Cortes en su testamento dispuso que al día siguiente de su muerte se llevasen a cabo cinco mil misas: mil por las ánimas del purgatorio, dos mil por quienes murieron en sus campañas, descubrimientos y conquistas, dos mil por las ánimas del purgatorio (José Luis Martínez, Hernán Cortes, Ed. FCE, 2000, p. 768)
¿Qué pasó con sus restos? Cortés dispone: (respeto íntegramente su redacción y ortografía): “Mando que si muriese en España, mi cuerpo sea puesto y depositado en la iglesia de la parrochia donde estuviere en la cassa donde yo fallesciere y que allí esté en depósito hasta que sea tiempo y a mi subcesor le parezca de lleuar mis huesos a la Neva España, lo qual yo le encargo y mando que asi haga dentro de diez años, y antes, si fuere posible y que los Ileben a la mi villa de Coacan y allí les den tierra en el monesterio de Mongas que mando hazer y edificar en la dicha mi villa yntitulado de la Concecion, de la horden de Sanct Francisco, En el enterramiento que en el dicho monesterio mando hazer para este efecto, El qual señalo y constituyo por mi enterramiento y de mis subcessores( Ibíd. )
III
Sus restos fueron inhumados provisionalmente, por primera vez, en Castilleja el día siguiente de morir, en una cripta en la iglesia de San Isidro del Campo. En 1550 fueron sacados y llevados al altar de la Iglesia Catalina. En 1562 fueron trasladados a México, en Texcoco, en 1566 de nuevo fueron trasladados a Coyoacán como había dispuesto.
En 1629 de nueva cuenta sus restos viajaron a Texcoco. En 1790 y 1794 fueron removidos porque las autoridades querían dignificar al conquistador. En 1821, Lucas Alamán frente al odio hacia lo español, extrajo los restos por temor que la chusma hiciera mal uso de los restos de Cortes.
En 1836 fueron depositados en otra iglesia de la Ciudad de México. En 1946 fueron traslados al Hospital de Jesús, donde actualmente reposan los restos de quien hoy a 500 años de su llegada a estas tierras sigue siendo polémica. En total nueve entierros conocieron los restos mortuorios de este hombre.
¿Descanso en paz? La historia no lo deja en paz. Es un hombre polémico, se han escrito infinidad de libros en torno a Cortes. Vale la pena adentrarse en su figura. Hoy con la llegada al poder de la llamada 4T se quiere rescribir la historia. Una visión maniqueísta, llena de buenos y malos. ¿ Cuál será el destino de la memoria del conquistador?