Luis Román

Escritor y Columnista

La historia no es razón
Pura. Es irracional
En gran proporción…
José Gaos


I

Gaos llega a México, y la UNAM, a través de facultad de filosofía y letras, campus Mascarones, en el rumbo de Santa María la Ribera, lo contrata para dar clases. Ahí se encontrará a otros eminentes profesores españoles, como Adolfo Sánchez Vázquez, Wenceslao Roces, Luis Villoro quienes son marxistas y comienzan a traducir las obras de Marx, entre ellas El Capital.
La Casa de España en México, más tarde Colegio de México, lo invita a impartir cátedra. Gaos comienza una carrera magisterial en la UNAM, primero como profesor extraordinario, después ordinario y en 1960 ser declarado profesor emérito.
Gaos llega con la reputación de ser discípulo de Ortega y Gasset, Husserl, y de ser el traductor de Heidegger con “El Ser y El Tiempo” (Ed. FCE).
Como todo filosofo el pensamiento abstracto lo lleva a la poesía. Pero su lenguaje e imaginación son cortos. Es un lenguaje sencillo, irónicamente lo que tiene de complejo al traducir a Heidegger, en sus versos aflora la sencillez y monotonía.
La vida
No puede darme más
Puedo esperar satisfecho y sereno
La muerte.
Gaos trata de alcanzar la cúspide de la filosofía encerrado en su cubículo. Comienza a tener discípulos: Edmundo O’ Gorman, Emilio Uranga, Luis González.
Voy a morir solo
Nada espero
Y no temo a la nada
Confiando morir en la calma
Escribe poesía, sin embargo, ningún grupo o revista literaria lo llama. Gaos hace traducciones de la poesía alemana. Pero sólo para él.
Y va más allá escribe aforismos, trata de ser sintético, pero su imaginación y lenguaje no son las mejores.
“Para ser filosofo, me hace falta una filosofía”
“Estoy seguro de ser profesor de filosofía, de ser filosofo no lo sé”.

II
Son los tiempos del grupo Hiperión en Mascarones, Leopoldo Zea, Samuel Ramos, Ricardo Guerra, Emilio Uranga y muy lejanamente Octavio Paz comienzan a plantear como tema filosófico “El Ser del Mexicano”
En contraste filósofos como Francisco Larroyo se opone a esta visión regional del pensamiento filosófico. La filosofía es occidental, nació en Grecia.
En grupo de filósofos marxistas comienzan a traducir obras de Marx, Engels y Lenin. Adolfo Sánchez Vázquez, Wenceslao Roces, y Elí de Gortari.
En ese ambiente Gaos rescata un viejo tema planteado por Dilthey, la filosofía de la filosofía.
¿En qué consiste este enfoque? “la realidad está integrada por individuos, a los cuales le es dada la realidad, en su totalidad, en una perspectiva distinta. Los filósofos teorizan sobre esa realidad que le es dada. Por lo tanto, las filosofías son tan individualmente distintas como las perspectivas mismas y tan verdaderas como estas.
En este sentido las filosofías con confesiones personales. Todas filosofías son verdaderas” (Yamuni, Vera, José Gaos: El Hombre y Su Pensamiento, Ed. UNAM, 1980, p. 122).
Gaos cae en una contradicción enorme. Si cada filosofía es una confesión personal, y cada filósofo sólo describe lo que percibe ¿Dónde queda la lógica, la epistemología y la axiología? ¿Dónde queda la búsqueda por la objetividad?
Gaos vive los años 60’s y todos los grandes movimientos sociales, políticos y económicos: las guerras de liberación, la revolución cubana, Vietnam, los golpes de Estado en América, en África la muerte de Lumumba, en USA la muerte de Martín Luther King, Kennedy, el movimiento hippie y la música sicodélica de los Beatles.
Frente a ese mar de protestas y de inconformidades. Gaos no lo entiende, no escribe ni un reglón sobre todo esto. Guarda silencio.
Gaos trató de emular a Kant, a través del pensamiento se podía llegar a la verdad. Pero esta sólo se comprueba en los hechos.
Para Gaos “El filosofo era un hombre de escuela, de gabinete, de recinto. De un encierro hermético y esotérico. Se sentía protegido por los muros de la Universidad. Arrojaba sus ideas para que otros se apoderaran de ellos” (Ibíd. p.124).
Esa era y es la soberbia del filósofo. Gaos no entendió ni a Husserl ni a Heidegger, padres de la fenomenología y existencialismo. El hombre nace siendo nada y a lo largo de la vida se hace tal. Lo importante es vivir su situación.
Gaos se ha separado de su mujer e hijas en 1946. Vivirá sólo y encerrado en su cubículo. Su corazón ha comenzado a fallar, se le presentado un primer infarto.



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *