Por. Luis Román


“El populismo vuelve de la mano
con la democracia”
Nora Rabotnikof
I
¿Quién en su sano juicio podría negar el carácter mayoritario y democrático de la 4T en México? Creo que nadie. Los 30 millones de votos que llevaron a AMLO a la Presidencia son el mejor indicador. Sin embargo, ¿Sus decisiones, actitudes y prepotencia para descalificar, juzgar y acusar a quien no está de acuerdo con él, es democrático? Sin duda alguna que no.
Alexis de Tocqueville en 1835 escribió “La Democracia en América” (Ed. INE, 2021), donde describe el modelo político de USA y sus riesgos al aceptar la democracia como forma de vida. Uno de los accidentes o perversiones de la democracia, es caer en lo que llamó la “Tiranía de las Mayorías”. Donde con el pretexto de vivir en un Estado democrático, las mayorías deciden y excluyen a las minorías. Comportándose al final como una dictadura.
El teórico italiano Michengelo Bovero propone un nuevo concepto que explique hoy ese comportamiento déspota e intransigente de gobiernos democráticamente electos, y que han logrado mayoría en sus congresos, y esto les ha dado la capacidad de imponer magistrados en el poder judicial. Y su política asistencialista, le ha redituado mayoría en las entidades federativas y congresos locales.
En un primer momento, hace hincapié en que existe un concepto de podría describir este tipo de gobiernos. La autocracia “Es el régimen en que una sola persona gobierna sin someterse a ningún tipo de limitación y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad” (Bobbio, Norberto. Diccionario de Política T.I, Ed. Siglo XXI, México, 1982).
II
Este tipo de fenómeno político es hoy una constante en la realidad. La mayoría gobernante que al no contar ni tener frente a ella, ningún contrapeso, pasan a ocupar todos los espacios políticos que le dan esa capacidad para hablar en nombre del pueblo, y sentirse seguros de ser su único y real representante. Las voluntades del pueblo son ellos hoy.
Este nuevo escenario configura un nuevo discurso político, que vendría a ser una desviación de la democracia liberal, pensada como la voluntad del pueblo a elegir, pero de manera que haya pluralidad y contrapesos.
Los gobiernos hoy que se asumen como el pueblo mismo propagan y creen en lo siguiente:
I.- Una ideología de la democracia mayoritaria.
II.- La investidura electoral de un líder, de un guía de la nación, que en verdad capta, captura y habla por el pueblo y la nación entera.
III.- “Estamos frente a una tiranía de la mayoría, de un potencial ejercicio tiránico del poder de la mayoría, en mi léxico de una Plenocracia, que viene siendo una especie de autocracia” (Bovero, Plenocracia: crítica de la Democracia Mayoritaria, Ed. INE, México, 2020, 55 pp.)
IV.- Ahí donde el Legislativo está supeditado al Ejecutivo. La mayoría es incompatible con la definición mínima de democracia.
V.- Si una democracia representativa, no es tal. No es una democracia, es una Plenocracia.
Bovero es tajante con su juicio sobre este tipo de Estados que hoy se propagan en muchos países: Nicaragua, México, Brasil, El Salvador entre otros y que él encuentra sus raíces en lo que sucedió durante el gobierno de Silvio Berlusconi en Italia en los años 90’s.
“La democracia mayoritaria no es democracia, es una Plenocracia, una trampa de las mayorías, es una autocracia electiva” (Ibíd. p. 47)
¿Cómo lograron estos gobiernos obtener millones de votos y simpatizantes para lograr mayorías electorales nunca vistas? ¿Qué hicieron para que millones de electores salieran a votar y momentáneamente despertaran de su letargo electoral?
III
Después de haber padecido dictaduras militares o Estados de partido hegemónico. Estos países vivieron lo que se denominó ‘transiciones a la democracia’.
Donde su voto fue respetado, y la pluralidad política en todos los poderes del Estado fue la constante. ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué votar en todas las boletas electorales por un solo partido y sobre todo por un líder carismático y no por un partido?
Pronto se dieron cuenta, que la democracia no traería desarrollo y crecimiento económicos. Tampoco la justicia social o el ascenso social. ¿De que servía entonces esta pluralidad política?
Las promesas de la transición política no se cumplieron. Los políticos se hicieron más ricos en sus cargos. Y creció esa desilusión hacia la democracia, y comenzó un discurso político de satanización contra la política y los políticos. “Nosotros no somos igual”; “primero los pobres por el bien de todos”, “Se terminará el hambre”, “Somos la 4T”, “Somos el socialismo del siglo XXI”. El pasado constituyó una vergüenza y el futuro un escenario mejor, bajo la guía de un nuevo líder, austero, sencillo, humilde y terco.
En ese contexto de frustración social y del desencanto democrático, creció y está desarrollándose el populismo en el mundo, en América y en México. “El populismo vuelve de la mano con la democracia” (Nora Rabotnikof, De la Democracia Desencantada al Desencanto Democrático, Ed. INE, 2019, México, p. 38).
El populismo aparece en el contexto de este desencanto democrático, donde en el líder acuña un discurso de crítica a la política, a la oposición, a las clases medias y altas, a los organismos autónomos del Estado, a la corrupción y a todo aquel que este en su contra ¿Para qué sirve el pasado de si él se viene huyendo? El líder y con él, comienza una nueva era, una nueva página de la historia.
Son un sujeto mesiánico, y para ello, debe asegurar su permanencia en todos y cada uno de los espacios de poder: la presidencia de la república para asegurar su continuidad, en el congreso para aprobar leyes, en los gobiernos locales, en el poder judicial. Es una política de “carro completo”. O se está con ellos o contra ellos.
El desencanto democrático llevó a la Plenocracia y este espectro está configurando al nuevo populismo.

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