* Luis Román

“Las mismas puertas que se abrieron
Cuando caminaba al lado de Usigli,
Fueron las mismas que se cerraron
Cuando se separó de él. No hubo quien la
Apoyara…”
Argentina Casas Olloqui.
I
La vida les dio un giro de 180º a la pareja que hacía milagros para sobrevivir. De buenas a primeras. Usigli, el gran dramaturgo y el infeliz intelectual que bebía wiski cuando le pagaban en los diarios y sólo tequila cuando no tenía centavos. Paso de ser un escritor necesitado a ser embajador de México en Líbano, Etiopía y más tarde en Noruega.
La vida cambio para la pareja, parecía que los sacrificios económicos habían valido la pena. Esa unión que se dio en 1948 cuando se casaron frente al altar, y con una barrera infranqueable en edades, en ese momento no era obstáculo. Al casarse Argentina contaba con 22 años y Rodolfo con 42 años. Ella le ofrecería la aventura de la juventud y él, la serenidad de la experiencia.
Sin embargo; Usigli necesitaba de ese alimento necesario de todos los hombres y en particular, de los escritores: la vida bohemia, de amistades efímeras y de ese elemento imprescindible: las mujeres.
Usigli ya no tenía que pensar en el dinero, eso estaba superado. Ahora lo importante era vivir. Su amigo, el presidente de la república, lo había ayudado y lo importante era vivir.
Aunque todo lo tenía Usigli, fue de esos escritores que lo mejor de su obra, lo realizó en su juventud precaria. La necesidad de pan fue su musa inspiradora. Ya con los bolsos llenos de dinero. No escribió nada digno de recordarse. Sólo algunos poemas que después de su muerte, fueron recogidos y publicados por José Emilio Pacheco.
Tampoco realizó ensayos sobre el teatro ni nacional ni internacional. Se olvido de México. En Líbano y Etiopía comenzaron los primeros problemas conyugales.
Argentina tenía una hermana gemela, misma que los visitaba en áfrica, fueron tantas las veces que acudió. Hasta que Argentina se percató que ambos tenían una relación sentimental. Ella tomó el primer vuelo a México. Rodolfo, la siguió y pidió perdón. Las gemelas no volvieron a hablarse hasta la muerte de Usigli.
Rodolfo solicitó de nuevo al presidente un cambio de embajada, y esta vez lo enviaron a Noruega. Argentina regresó con él, tenía la esperanza de que Rodolfo cambiaria.
Fue todo lo contrario; “A Rodolfo le gustaba visitar la ciudad de Praga, y salía por la noche y regresa a la mañana siguiente, oliendo a alcohol y con manchas de bilet en el cuello. Tenía una amante, con la cual salía. Ella muchas veces marcaba por teléfono y lo buscaba. No podía tolerar esto, y le reclamaba y terminábamos casi golpeándonos. Se salía y regresa con un regalo costoso pidiéndome perdón” (Ibíd. pág. 90).
Noruega fue el cénit de la bohemia y de las infidelidades de Usigli. Un día que Argentina realiza el aseo de la embajada, encuentra en el cajón del escritorio un manojo de cartas de amor de Rodolfo a su amante checoslovaca “El contenido eran banalidades entremezcladas con reiterados juramentos de amor, entre otros ejemplos ‘Podía ir nadando cruzando el mar para unirme contigo alma mía’ ¡hágame favor¡ La indignación que sentí fue muy grande, saberse engañada cuando amas es una maldición” (ibíd. 371)
II
Usigli es diplomático, un dramaturgo reconocido. Incluso “El Gesticulador”, es llevada a los teatros de Europa. Sin embargo, el trago y las mujeres lo desbordan. Así lo recuerda el escritor Ricardo Garibay como anfitrión de una comisión de intelectuales que lo visitan junto con el presidente Echeverría “Usigli, apacible con su desdén, su fuente libresca inagotable, su puntualísima memoria y esa altivez que no lo deja nunca” (Cómo Se Pasa la vida, 1979, Ed. UNAM, pág. 151).
Las llamadas de sus amantes a casa eran frecuentes, Argentina callaba a veces, otras le reclamaba y Usigli le pedía perdón y de nuevo a reconciliarse. “En Oslo Rodolfo me hacía la vida imposible, me buscaba pleito tres veces al día. Era ya insoportable” (Ibíd. pág. 300).
El fin de esta vida se acercaba, era 1963, en México el Fondo de Cultura Económica – FCE – publicaba su 1º tomo de Obras Completas. “Rodolfo me llamó contento y me dijo ‘te tengo dos noticias, una buena y otra mala’. En México acaban de publicar el primer tomo de mis obras completas y ve que dedicatoria puse: a Argentina, mi esposa y a mis hijos. A la dulce memoria de mi madre’
No lo deje terminar y le pregunte ¿Y a la otra, porque no la pusiste? Se quedó callado y prosiguió:
La segunda noticia chiquita, les mando los pasajes de regreso a México. Era el adiós y terminar con este mundo de apariencia. Lo iba a extrañar, había pasado 15 años junto a él, junto a su pobreza y su vida bohemia” (Ibíd. pág. 320).
Se había acabado el encanto. No hubo despedidas. Ya en México, Argentina recibió dinero y una casa rentada por Usigli, Pensó ser la actriz que nunca fue por estar con un hombre posesivo. Le gustaba actuar, bailar cantar. Sin embargo, Usigli les pidió a sus amigos del cine, teatro y diarios, no apoyarla. Y así fue. Argentina nunca pudo ser la mujer que siempre soñó. Usigli murió en 1976 y ella en el año 2000, a los 71 años de edad, olvidada y rodeada de sus tres hijos.