📍Luis Román

Escritor y Columnista




I


Hay una filisíma enorme para entrar al Cinépolis, es sábado por la tarde, los niños abarrotan las instalaciones para ver a Lilo y Stich. El cine comprende seis salas, en cuatro de ellas se estrena la película.
A las afueras, los vendedores hacen su agosto, con los muñecos de peluche, y fotos de los personajes. Algunos niños, van disfrazados. Un tumulto para ver esa cinta. El viento de la tarde arrastra la noche. Y las estrellas se dejan asomar en el horizonte, en el infinito estacionamiento de plaza Eduardo Molina.
La espera se prolonga por más de 30 minutos, la función es a las 17. 50 PM y faltan 5 minutos. Total, llegamos a la taquilla y sólo quedan dos lugares en la fila C y los lugares 14 y 15 ¡Ni modo! Los compramos.
La dulcería está a reventar, entregamos los boletos, y Reyna, me pide comprar palomitas y refresco, le digo que es mejor un combo tan caro que casi dejo la cuarta parte de mi quincena. Ese es el negocio de los cines, boletos baratos y dulcería cara.
Cinco minutos para comprar un vaso de palomitas, refresco y una paleta $ 300. Es un maldito robo. En fin.  “! ¡Vamos al baño Papá!”, yo cargando la charola, le digo que ella vaya, la espero.
En lo que mi hija entra al sanitario, veo de reojo, a la familia que estaba delante de nosotros en la taquilla. El hombre regordete, unos 40 años, la mujer igual que él, no tan fea, de unos 36 años y dos menores -una niña y un niño – entre 7 y 9 años.
También van a la Sala 6, ya compraron tres combos. El hombre, va al sanitario y se escucha el siguiente diálogo:
Hombre: “! ¡Fíjate que habitación nos dieron!”
Mujer: “¿Qué dijiste idiota?”
Hombre: “¡Que veas que habi…!…Me equivoque! ¡Voy al baño!”
Mujer: “¡Espérate imbécil!” “¡Me confundes con tu puta!” “! ¡Cabrón, así te has de ir a revolcar!” ¡Ni porque están tus hijos respetas, que poca madre…! ¡¡Chinga tu madre!!Vámonos niños!” “! vete a la mierda”
Hombre: “! Esperate…Los niños!”
La mujer, ¡avienta las charolas que contienen los combos, al tiempo que se le va a los golpes y los jalones de greñas “! ¡Maldito…Con razón ayer llegaste tarde!” “Me das asco” “Niños escuchen a su padre…anda con otra”
La gente con niños se arremolina para ver que sucede, quienes habían entrado a la sale, salen para ver el espectáculo. La mujer, esta ciega de rencor. Lo maldice, lo golpea, le jala los cabellos. Nadie interviene.
La mujer, toma a sus hijos, y sale de prisa, el hombre está despeinado, ensangrentado y con vergüenza. ¡Mira a todos quienes lo miran y sólo alcanza a balbucear “! ¡Abusados canijos…Que no les vaya a traicionar el inconsciente!”.
Los varones ríen y él, solo esboza una sonrisa, en medio de la sangre de su rostro. Se dirige a los sanitarios. En el piso quedan los refrescos, las palomitas y las paletas. Que unos niños recogen y corren a la sala 6 para ver la película.

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