Luis Román

Me parecía increíble que alguien,
un hombre se fijara en mí, era algo increíble
Marga López
I
Marga conoce México, es 1938, y la industria de la radio y el cine esta en pleno apogeo. Es una joven guapa, con un rostro encantador. Sin embargo, ella misma confiesa “Nunca me fijé en mi cara” (ibíd. 30).
Su familia ameniza las funciones del cine Alameda, ahí conocerá a Carlos amador, un joven locutor, amigo y protegido de Emilio Azcárraga Vidaurreta. Amador no es un portento de hombre. No es atractivo, ni posee en ese momento fortuna, ni es un versado. Pero atrae a la joven argentina.
Marga nunca habló con su mamá ni sus hermanas acerca de cuestiones del amor. Era producto de la moral de su época “Me sentí muy segura cuando Carlos entró a mi vida. Me parecía increíble que alguien, un hombre se fijara en mí, era algo increíble” (Ibíd. 30)
Carlos era un presentador en el teatro Folies donde trabajaban estrellas cómicas como Cantinflas, Manuel Medel y Chino Herrera..
Marga es invitada a trabajar en el teatro, la actriz Anita Blanch la introduce en la obra “Las Hijas Crecen” en 1939.
El noviazgo entre Marga y Carlos es tímido, gradual. Carlos le habla, la invita a salir y un buen día en el cine “Me beso en la boca, fue mi primer beso. Nunca se puede olvidar y es diferente a los que vienen después” (Ibíd. 32).
Sin embargo, la vida artística le impidió a Marga quedarse más tiempo en México. Retornó a Buenos Aires con su familia. Siguió su relación con Carlos a través de cartas. Sus padres no veían con buenos ojos, esta relación. Y fueron allanando el camino para que un amigo de la familia, hijo de empresarios teatrales en Buenos Aires, se hiciera novio oficial de Marga. Eduardo, tenía ya 36 años. Todo iba viento en popa para una futura boda.
Pero, una tarde, mientras Marga acudió a la playa con sus hermanos, sintió una mirada y volvió la vista. Era Carlos, estaba ahí, había conseguido dinero para viajar y casarse con Marga. Ella no lo dudo. Decisión que rompió con sus padres.
Carlos y Marga se casaron el 12 de diciembre de 1941, siendo su padrino de bodas, Emilio Azcárraga.
Deciden regresar a México, el viaje lo realizan en barco. Pero ya siendo marido y mujer, surgen los problemas. Carlos es un tipo celoso, que no soporta ver a Marga bailando y hablando con otros hombres. El en cambio es bebedor y coqueto con otras mujeres. “Todavía no pasaba una semana y ya estaba enojado conmigo por todo” (ibíd. 35)
Ya en México, Carlos no tiene nada y se lleva a Marga a vivir en casa de su madre, en una vieja vecindad ubicada en Bucareli. Donde Vivian otros de sus hermanos.
El amor no es como lo imaginaba Marga, de momento deja de trabajar. Y es ama de casa. Vendrán dos hijos y con ellos, más problemas.
II
Carlos fue el primer hombre de Marga, ella desconocía el mundo de la sexualidad. En un ambiente donde proliferan los deseos, las mujeres y el sexo. Era lógico que este matrimonio fuera al abismo.
“Carlos ya no llegaba a casa y cuando lo hacía ya no dormía conmigo. Cuando lo buscaba para tener intimidad, se volteaba. Comencé a sospechar que salía con otras mujeres. Alguien me dijo, que tuvo un romance con María Antonieta Pons, la rumbera cubana, esposa de Juan Orol. Pretendió a Charito Granados, llevándole una serenata, pero esa vez, quien salió a darle las gracias fue Cantinflas, con quien la Granados tenía relaciones” (Ibíd. p. 33)
Marga no recibía lo suficiente ni de dinero, ni de amor y menos de sexo. Sus hermanos le aconsejaron regresar a trabajar y divorciarse de ese hombre. Marga nunca quiso que sus padres se enteraran de su situación sentimental.
“Tenía 19 años, dos hijos y sin dinero y en un país que no era el mío. Busque trabajo en el teatro. Y cuando Manual cumplió 9 meses y Carlitos tenía 2 años, me dieron el divorcio. El juez fijo una pensión de $ 300. Carlos era locutor estrella en cine y en radio, era conocido como “El animador No.1”. Jamás recibí un centavo de él para sus hijos” (Ibíd. p. 36)
Un amigo de verdad con Marga fue Manuel Medel, quien la invito hacer teatro de revista, donde tendría que bailar y cantar. Fue en el teatro Tivolí donde por error en la marquesina se anuncio su nombre “Marga, Margarita, Marga”; desde entonces se convirtió en Marga López.
Irónicamente el casarse con un hombre desobligado, mujeriego, celoso y borracho la llevo no sólo al teatro; sino al cine: realizó su primera película, junto a Germán Valdez Tin Tan “El Hijo Desobediente” y me pagaron $ 150. Ahí me dijo María Elena Márquez algo que me repetirían otros compañeros ‘Marga, el cine son tus ojos, puedes expresar todo con tu mirada: alegría, odio, terror o amor” (Ibíd. 37)