(7º Parte y última parte)

Por. Luis Román

“Llegó el instante de partir, yo a la muerte,
Y ustedes a la vida
¿Quién de los dos va a un mejor lugar?
¡Sólo Dios lo sabe!”
Sócrates
I

13.45 pm
9 – Nov – 2024

Es hora de retirarnos nos aconsejan los del crematorio. En un promedio de tres horas podremos recoger la urna con tus cenizas hermano. Regresamos en caravana, es un regreso sin gloria. Nos ha derrotado la muerte.
Surgen anécdotas en torno a ti, preguntas, comentarios sobre si tu muerte te fue anunciada. Pero también las inquietudes terrenales ¿Que pasara con tus pocos bienes, ropa, mascotas, tu bicicleta, tu pensión? Ya habrá tiempo para eso.
Lo único cierto, es que ya no estarás con nosotros. Tu gata, la “Gatota”, se quedará en tu cama esta noche y otras como si te estuviera esperando. Tres de tus peces preferirán morir que no verte, y hasta uno de tus gorriones amanecerá sin vida.
Es sábado, el sol de otoño quema, pasamos a comprar pollos rostizados. Te recuerdo que hacías los sábados.
Levantarte a las 6 am, ir a comprar tu periódico, pasar a comprar galletas para los loros. Escuchar el radio. Irte a desayunar – a veces nos acompañabas a reyna y a mi –
Y luego sacar los loros, y esperar la visita del pastor de la iglesia cristiana, salías con tu biblia y leer y dialogar sobre las sagradas escrituras. Después, volver a salir.
Picar la fruta para tus cuervos, loros y ardillas del prado de Eduardo Molina. Ya cerca de las 4 pm a comprar una cerveza, irte a ver a tu novia o ir a la Merced. Llegar y descansar. Esa es la rutina sabatina, que no vere en ti.

3 pm
9 – nov – 24
Yolanda nos invita a su casa. La casa de Enrique. Ahí esta la familia. Los hermanos que quedamos de la familia Díaz González: Gloria, Francisco, Néstor, Jorge y yo.
Cada vez somos menos. Eso aterra. Y te pone a pensar sobre la fragilidad de la vida. Cuando era niño, y vivía las vacaciones de diciembre era feliz al estar con todos ellos y me ponía triste cuando ya era enero y se tenía que regresar al trabajo o a la escuela.
La nostalgia nos invade. Néstor destapa una sidra y brindamos por Juan y Enrique.
¿Cuantos años más viviremos? ¿llegaremos a la edad de mi madre, los 82 años de edad?
Terminamos de comer, y salimos a casa, hay que meter a los loros a su aposento y prender las luces de la casa.


8 pm
9 – nov -24
¿Te digo algo Hermano? Entro a tu recamara y tu viejo radio despertador que ya llevaba encendido cerca de 10 años. Hoy está apagado. Pensé que los gatos tal vez lo habrían desconectado, lo observo y no. Simplemente ha dejado de funcionar.
Se ha ido tu tiempo. Ya eres y serás eterno siempre. Suena el celular. Es francisco, ya fue por las cenizas.
Regresamos de nuevo, entramos y en la mesa, esta la urna negra que lo arropa la imagen de una paloma blanca.
Un hombre de casi 1.78 de altura, esta ahí dentro de esa urna. En los meses y años siguientes – si vivo – serás un buen recuerdo hermano juan.
Hoy que ya no están tú, nuestros padres, Enrique y mi hijo. Creo que ustedes, los que se adelantan son y fueron regalos que Dios nos otorga para hacer más llevadera la vida.
¿Donde están? ¿Y dónde están, se acuerdan de nosotros? Hoy después de tu ausencia, da miedo vivir y saber que la muerte acecha.
¿Qué es la muerte? Nadie lo sabe, solo sabemos que un día llegara. Vivir es prepararse para la muerte.
Somos instantes. Y mientras tomó tu urna, y me pregunto ¿Qué es la muerte? Me vienen a la mente las reflexiones del romano Séneca “Si quieres saber que es la muerte, piensa donde estabas antes de nacer”.

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