
(3º Parte)
Ame a Artie, estaba enamorada
De aquel hombre. Le adoraba
Lo tenía como un ídolo y
Nunca comprendió el daño
Que me hizo al humillarme.
Ava Gardner.
I
Ava sigue esperando la gran película, mientras llega, trata de olvidar a su ex marido, y conoce al magnate Howard Hughes, dueño de aerolíneas, y quien desde el principio. Trata de impresionarla al disponer a sus órdenes, desde un avión privado, limousine, dinero, y joyas.
Ava es una mujer liberal, no se caso con todos sus hombres, sólo con los elegidos, pero en cambio si tuvo ‘amigos’. Tal es la categoría de Howard Hughes, “Nunca estuve enamorado de él, pero entró y salió de mi vida durante 20 años y realmente fueron extraordinarios” (Ibíd. 76).
Ava gustaba de la buena vida, compro casa para sus hermanos. Viajó, se hizo amar y le gustaba bailar y cantar. Al final de su vida amorosa, recuerda a uno de sus maridos “Con excepción de Mike nunca tuve un marido o novio que bailara bien. Frank Sinatra no valía la pena en la pista, era una piedra, daba pena” (Ibíd.p.78).
Howard Hughes, hizo todo porque fueran marido y mujer, nunca pudo. Ava sólo lo amaba a ratos. Pero un día le gano la desesperación al millonario, la invitó a su mansión. Cenaron y bebieron. Al irse a dormir cada uno a su recamara. Éste abrió la puerta de la habitación y trató de forzarla a tener relaciones.
“Howard quiso tomarme y lo golpee con una taza de porcelana, cayó desmayado. Salí huyendo y ahí lo deje” (Ibíd.p.80). Como toda mujer, ella decidía con quién y en dónde y sobre todo la temporalidad de sus relaciones. Ella mandaba.
II
Ava es una actriz exclusiva de la MGM, ganaba bien por no hacer casi nada. No llegaba esa gran película. Asistía a fiestas, y en una de ellas conoció al trompetista Artie Shaw. Este músico le llevara a leer a los grandes autores de la literatura, a poetas y novelistas, y al mundo del arte. Un universo hasta antes desconocido por la joven Ava.
Hasta antes de Artie, Ava sólo había leído un libro “Lo Que El Viento se Llevo”. Con él, el mundo cultural será otro. Incluso le enseña modales. No cabe duda que la mujer bella, también debe cultivarse. “Lo admire”, señala Ava y una mujer enamorada es alguien que admira a su hombre. El amor es admiración, y si no hay admiración, no hay amor.
“Artie y yo nos casamos el 17 de octubre de 1945. El iba por su tercer matrimonio y yo, por el segundo. La luna de miel fue en el lago Tahoe. El me introdujo al mundo de la música, el arte, los libros, la política y la psicología” (Ibíd.p.85).
Ava no crecía como actriz, era una estrella de media altura. Pese a su juventud y belleza, no ocupaba estelares. Los nombres de Liz Taylor, Lana Turner, Ivonne de Carlo y otras comenzaban a ocupar un lugar en las marquesinas.
Mientras, la vida seguía y Ava se dedicaba a vivir, beber y a amar. Con Artie se dio cuenta que si era buscada por los hombres era por su belleza. Era un pedazo de carne y no de sentimientos. “Un día Artie me dijo algo, que me dejo pensando: Sabes amor, nunca me hubiese enamorado de ti, sino fueras tan hermosa” (Ibíd. p.83).
Ava se quedó callada y se pregunto ¿Entonces si no fuera bella, que sería para ti?
La belleza de una mujer no es un bien para un solo hombre. La mujer guapa tiene que reafirmarse en distintos brazos y con otros hombres. Ahí se consolida el ser de la mujer. Siendo de otros.
Artie le enseñó a Ava a ser una mujer de mundo, pero siempre termino viéndola como su pupila, su alumna a quien tenía que dirigir. Eso molesta. “Era muy controlador, si estaba callada frente a sus amigos, de inmediato me preguntaba molesto ¿Por que no hablas? Te ves como una tonta. Eso me hacía sentir mal y terminaba saliéndome de sus reuniones. No lo soportaba”
La relación se fue empeorando, Artie la corregía en público y eso irritaba a Ava. Era hora de decir adiós “Nos divorciamos al año y semana. Yo pague el divorcio y no pedí nada” (ibíd. 88).
Ava siempre lo recordara “Pese a todo era un hombre extraordinario”. Sin embargo, se acabo la relación.