¡Viva Cristo Rey!

Por. Luis Román

“Tú por razón natural
Vivirás más que yo y
Acuérdate de lo que te
Digo ahora: con nuestro
Esfuerzo ya he logrado un
Verdadero nombre
Para nuestros hijos…”
Cartas
Enrique Gorostieta

I

Como hemos visto en el artículo anterior, el general Enrique Gorostieta. Fue un militar de carrera, egresado del Colegio Militar. Conoció a Felipe Ángeles y fue teniente de artillería. Simpatizó con Pascual Orozco, cuando éste se sublevó contra Madero y más tarde, defendió el puerto de Veracruz en 1914, cuando los marines invadieron México.
Alcanzó el grado de general brigadier a los 24 años de edad, siendo el hombre más joven en alcanzar ese cargo a temprana edad. En 1914, al disolverse el ejército federal. Trabaja en USA como ingeniero. Regresa a México, cuando Obregón llega al poder en 1920.
Los conflictos llenos de intolerancia por parte de Obregón y Calles hacia la iglesia católica, van poco a poco tensionando el ambiente. Hasta que, en 1926, estalla el conflicto armado, conocido como ‘La Guerra Cristera’.
La llamada liga nacional defensora de la libertad religiosa, es la organización que trata de organizar el descontento popular en algunos estados del occidente del país.
Se requería de organización militar, y la liga se fija en Gorostieta para organizar y disciplinar al ejército cristero.
Las batallas son crueles, y pocas veces los enfrentamientos son de ejército a ejército. Gorostieta, aplica la guerra de guerrillas. Sus hombres son pocos, mal armados, hambrientos, pero con mucha fe.
El ejército revolucionario, tiene mayor capacidad militar y logística. “Es una guerra entre pobres” (Jean Meyer, La Cristiada – Tomo III -, Ed. Siglo XXI, México, p. 234).
Gente como José Vasconcelos, ex maderista, ex villista, ex secretario de educación pública y ex rector de la universidad nacional. Filósofo y un tanto anarquista, desea lanzarse a buscar la presidencia. Advierte que Obregón desea perpetuarse en el poder. Gorostieta le ofrece el apoyo electoral de los cristeros. Vasconcelos rechaza la oferta.
“Vasconcelos responde, hay que seguir el ejemplo de Madero: primero ir a las elecciones para demostrar el fraude, después llamar a la nación a levantarse en armas. Error. Para evitar esa alianza, que le daría a Vasconcelos, un abrazo armado, el gobierno concluye la paz con la iglesia” (Jean Meyer. El General Enrique Gorostieta, el Universal, 2 de junio 2019).
Detrás del movimiento cristero estaba el vaticano, que veía una especie de revancha. Si Benito Juárez había despojado a la iglesia de sus bienes, esta era una oportunidad para de nuevo arremeter contra el joven Estado posrevolucionario.
Algunos terratenientes porfiristas que se vieron perjudicados con la revolución. Y miles de campesinos y creyentes que movidos por la fe y la ignorancia tomaron las armas en una guerra sin sentido, cruel, inhumana y que no tenía un buen desenlace para los cristeros
II
Durante buena parte del siglo XX el tema de la guerra cristera estuvo más que prohibido y censurado por parte del Estado posrevolucionario.
Alicia Olivera Sedano una investigadora del INAH publica en 1970 su tesis de doctorado “La Guerra Cristera: aspectos del Conflicto religioso de 1926 a 1929” (Ed. SEP, México, 1984). Es hasta ese momento el estudio histórico más ordenado y objetivo sobre el tema.
En 1973 el joven historiador francés Jean Meyer publica su tesis doctoral “La Cristiada” (Ed. Siglo XXI, México). ¿Un extranjero estudiando a México?, Meyer confiesa que su amistad con Juan Rulfo, lo llevó a las tierras de Jalisco, Colima, Zacatecas, Guanajuato y otros estados donde pudo entrevistar a los sobrevivientes de este conflicto.
En la literatura José Guadalupe de Anda publicó en 1937 la novela “Los Cristeros: La Guerra Santa en los Altos”. Quizás el cuento más perfecto desde el punto de vista literario sobre el tema, lo escribió José Revueltas en “Dios en la Tierra” (Ed. ERA, México) donde un grupo de profesores rurales son martirizados en esas tierras del occidente del país.
En 2012 el director norteamericano Dean Wright realiza la película “La Cristiada”. No llega a describir la esencia del conflicto, pero se comenzaba ya a hablar sobre el tema.
En el gobierno de Carlos Salinas (1988 – 1994) se reconoce la personalidad jurídica de las iglesias en el país. Lo que permite al Vaticano tener un embajador en el país. Las visitas oficiales de los líderes religiosos a México son frecuentes.
Con Salinas, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto. El Vaticano con Juan Pablo II y Benedicto XVI beatificaron a diversos mártires de la guerra cristera en México: San Luis Batís, San Rodrigo Aguilar, San Atilano Cruz, San Julio Álvarez, San Mateo Correa, San Jesús Méndez, San Miguel de Mora, San Sabas Reyes, San Pedro de Jesús Maldonado, San José María Robles entre otros.
III

En este contexto cabe la reflexión académica e histórica sobre el general Gorostieta. El pasado sábado 24 de junio, la organización católica Apóstoles Guadalupanos, dependientes del arquidiócesis de México, organizó la conferencia “Enrique Gorostieta” a cargo del sacerdote y doctor en historia Raúl Zamora, misma que se llevó a cabo en la iglesia de Zapopan en Jalisco.
Cabe la pregunta central después de haber hecho un recuento histórico ¿Qué llevó al general Gorostieta a aceptar dirigir y organizar a un ejército de desarrapados, condenados a la derrota y a la muerte más atroz?
En primera instancia se le vio como un simple mercenario. A raíz de la publicación de sus 18 cartas a su esposa donde anota que sólo recibió tres pagos de tres pesos oro. ¿Por qué no negociar él mismo un armisticio con ventajas para su familia y él mismo?
¿ Que lleva a un hombre a aceptar fatalmente la muerte de manera anticipada? La fe en un Dios y una religión que le ofrecía la vida eterna, seguramente.

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